El 66% de participación de las elecciones de 2020 fue un récord histórico en EEUU. Sin embargo, la abstención de ese tercio no es tanto un símbolo de protesta, como lo pudiera ser en España, sino la consecuencia de importantes barreras para ejercer el derecho a voto. En EEUU, votar es un proceso de dos pasos que requiere un registro previo en cada elección, lo que incrementa la complejidad burocrática y el tiempo invertido, por lo que requiere mucha implicación y motivación del votante. Esto adquiere especial relevancia en las elecciones de noviembre, que van a volver a decidir por un estrecho margen de votos si Donald Trump vuelve a la Casa Blanca o si Kamala Harris es la primera presidenta de EEUU.  

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