El papa Francisco ha exigido a los obispos «que no cubran los abusos» y «que se juzgue a los abusadores» durante la misa que ha celebrado este domingo en el estadio Rey Balduino de Bruselas ante unas 30.000 personas. Francisco ha afirmado que, en la reunión que mantuvo con personas abusadas en Bruselas, sintió «el sufrimiento» y ha destacado en una improvisación en la homilía que en la Iglesia «no hay lugar para los abusos, ni para cubrir los abusos«, recibiendo los aplausos de los fieles.
«Pensamos en lo que ocurre cuando los pequeños son escandalizados, heridos, maltratados por quienes deberían cuidarlos, en las heridas de dolor e impotencia en primer lugar en las víctimas, pero también en sus familias y en la comunidad», ha agregado el Papa en su sermón. Y ha continuado: «Con la mente y el corazón vuelvo a las historias de algunos de estos pequeños que conocí anteayer. Los escuché, sentí su sufrimiento como abusados y lo repito aquí, en la Iglesia hay lugar para todos, todos, pero todos serán juzgados y no hay lugar para el abuso, no hay lugar para encubrir el abuso».
«Pido a todos: ¡no encubráis los abusos! Pido a los obispos: ¡no encubran los abusos! Condenad a los abusadores y ayudadles a curarse de esta enfermedad del abuso», ha clamado el Pontífice. En este duro discurso en Bélgica, aún sacudido por los cientos de casos de menores abusados por miembros de la Iglesia, ha aseverado: «El mal no se puede ocultar: el mal hay que sacarlo a la luz, que se sepa, como han hecho algunos abusadores, y con valentía». «Y que se juzgue al maltratador. Que se juzgue al abusador, sea laico, laica, sacerdote u obispo: que se le juzgue», ha añadido el Papa que ha recibido en la Nunciatura a 17 víctimas belgas.
Una misa con los reyes
A su llegada Francisco ha recorrido el estadio en ‘papamóvil’ entre el entusiasmo de los fieles, sobre todo de los miles de jóvenes que han sido colocados al borde del recorrido y ha detenido el vehículo en varias ocasiones para besar a los niños y bebes. Según las estadísticas de la Iglesia, poco más del 40% de los belgas se consideran católicos, y las personas que van a misa los domingos han bajado considerablemente y no llegan al 10%.
En la misa a la que han asistido los reyes Felipe y Matilde y varios miembros de la familia real, el Papa también ha invitado a rechazar el egoísmo, «que como todo lo que impide la caridad, es escandaloso porque aplasta a los pequeños, humillando la dignidad de las personas y sofocando el clamor de los pobres».
Y ha criticado «cuando en la base de la vida de los individuos y de las comunidades se ponen únicamente los principios de interés y las lógicas del mercado y, se crea un mundo en el que ya no hay espacio para quien está en dificultad, ni hay misericordia para quien se equivoca, ni compasión para quien sufre y no es capaz». Ha citado como ejemplo «la condición de tantos indocumentados, son personas, hermanas y hermanos que como todos sueñan un futuro mejor para sí y para sus seres queridos, y, en cambio, a menudo no son escuchados y terminan siendo víctimas de la explotación».
«El clamor de los pobres no se pueden ignorar, no se pueden cancelar, como si fuesen una nota desafinada en un concierto perfecto del mundo del bienestar, ni se pueden atenuar con alguna forma de asistencialismo de fachada», ha subrayado.