Las ciudades inteligentes se basan en la recolección y el análisis de los datos obtenidos gracias a la conectividad. Una imagen futurista que ya es una realidad. Las ciudades conectadas son también ciudades inteligentes.
Los grandes núcleos urbanos no paran de crecer. Según estima la ONU, en 2050 el 70% de las personas vivirán en ciudades. Las ciudades deben ofrecer servicios eficientes a una mayor concentración de la población que garantice una mejor calidad de vida para sus habitantes, optimizando su gestión para que sean más eficientes, sostenibles y resilientes. Y, en todo ello, las nuevas tecnologías son clave.
Una ciudad hiperconectada y eficiente
En el caso concreto de Zaragoza, su población ha crecido en las últimas décadas y supera los 680.000 habitantes, situándose como la quinta ciudad más poblada de España. La capital aragonesa, posee ya un alto nivel de conectividad, el primer paso para convertirla en una verdadera smart city. En la actualidad, el 99% de su población ya tiene acceso a la fibra óptica de Telefónica, además, de que la ciudad también dispone de cobertura móvil 5G. La combinación de estas dos tecnologías genera una hiperconectividad que establece una base sólida para poder abordar la completa transformación digital de una ciudad.
La banda ancha y la cobertura móvil de última generación son imprescindibles para poder llevar a cabo la interconexión de un inmenso volumen de sensores y dispositivos en una capital como la aragonesa. Estas tecnologías permiten que todos estos elementos inteligentes puedan transmitir datos a una velocidad extremadamente rápida y con una latencia mínima, prácticamente a tiempo real.
Beneficios de ser una ciudad inteligente
Las smart cities ofrecen, mediante sensores y dispositivos conectados, el tratamiento útil de datos que a través de combinar diferentes tecnologías pueden ayudar en la transformación del área urbana a través de una gestión eficiente de aspectos como los aparcamientos para el transporte privado, la gestión de los residuos, el control de la calidad del aire y el alumbrado público. Soluciones digitales que Telefónica Tech proporciona y que permiten optimizar la planificación y la gestión de las urbes apoyándose en todo el potencial de tecnologías como el Internet de las Cosas (IoT), Big Data, Inteligencia Artificial o Blockchain.
La mejora de la movilidad es uno de los focos de las smart cities, por eso, disponer de aparcamientos inteligentes puede ayudar a dotar de fluidez a los desplazamientos en transporte privado. No solo las ciudades como tal pueden verse beneficiadas por estos avances, sino que también zonas más precisas que concentran una gran afluencia de personas como los hospitales, los aeropuertos o los centros comerciales.Así pues, este tipo de parkings pueden reducir las congestiones de tráfico, la disminuir los tiempos de búsqueda de aparcamiento, mejorar la planificación de los desplazamientos, impulsando el transporte público como alternativa y el descenso de los niveles de emisiones de gases contaminantes.
Controlar la calidad de vida de los entornos urbanos moderando los diferentes tipos de contaminación (ya sea del aire, lumínica o acústica) es otra prioridad para las administraciones locales. Por ello, monitorear diferentes parámetros es fundamental para poder actuar en función de lo que se está registrando.
Las medidas de control del aire, además de para cumplir con las respectivas normativas que suelen existir, sirven para mejorar la eficiencia energética y también para aumentar la transparencia de cara a los ciudadanos al ofrecer información en tiempo real sobre un tema especialmente sensible. Asimismo, contar con la información sobre la contaminación en tiempo real, agiliza la toma de decisiones que puedan ser necesarias en función de los datos almacenados.
Gestión de residuos y alumbrado inteligente
En Zaragoza, no todos los distritos generan el mismo tipo de residuos ni la misma cantidad. Por ello, el uso de estas tecnologías para desarrollar herramientas que sean capaces de obtener, por ejemplo, información en tiempo real sobre el estado de los contenedores es beneficioso. Esta información puede combinarse con un sistema de gestión de flotas de vehículos que planifique rutas óptimas en función de las necesidades de recogida de la zona, reduciendo el consumo de estos vehículos.
Así, una mejor gestión de los residuos urbanos no solo mejora la calidad del servicio, sino que ahorra costes y reduce su impacto medioambiental. Además, contribuye a mejorar el sistema de reciclaje y fomenta la economía circular.
El ahorro de costes puede aplicarse también al alumbrado público, que llega a alcanzar más de la mitad de la factura eléctrica de un ayuntamiento, por lo que ya son muchas las ciudades que están actualizando su infraestructura lumínica. Uno de los primeros pasos es instalar luces LED de alta eficiencia, seguido de la integración de dispositivos IoT que pueden telegestionarse eficazmente.
La iluminación conectada inteligente puede proporcionar, por ejemplo, más horas de luz en un determinado punto, pero con una potencia atenuada, ajustándose de forma óptima a las necesidades de ese lugar en un momento concreto y, también, a las preferencias de los ciudadanos. Todo ello permite reducir costes y emisiones, mejorar la eficiencia energética y reducir el consumo y la contaminación lumínica.
Para que una ciudad inteligente pueda proporcionar sus múltiples beneficios a toda la población, es esencial que la colaboración entre el sector público y el privado lidere una apuesta decidida y bien planificada. Esta alianza supone una mejor distribución de los recursos y promueve la inclusión tanto de ciudadanos como de visitantes. En definitiva, garantiza que las ventajas de la tecnología sean accesibles para toda la población.