‘Tiempos difíciles’ cuenta la historia de Coketown, una ciudad industrial ficticia del siglo XIX en el norte de Inglaterra que alberga una gran cantidad de fábricas contaminantes y sus empleados oprimidos, todo ello supervisado por el dueño de la fábrica, Josiah Bounderby, y su amigo y utilitarista Thomas Gradgrind, el maestro de escuela que intenta acabar con cualquier sentido de imaginación o fantasía en los escolares de la ciudad. En las afueras de la ciudad se desarrolla el circo del señor Sleary, una compañía de artistas cuyas payasadas podrían proporcionar una agradable sensación de distracción para las filas oprimidas de la población de Coketown y avivar la imaginación de los niños, algo que rechaza Thomas Gradgrind.
La novela comienza con el señor Thomas Grandgrind impartiendo con severidad sus enseñanzas a un aula llena de niños de la escuela sobre la importancia de los hechos: “Lo que quiero son hechos. Enséñele a estos niños solo hechos. Lo único que hace falta en la vida son hechos, ninguna otra cosa les será de utilidad”. Así comienza ‘Tiempos difíciles’. Él cree que los hechos, y no la imaginación o la emoción, son la clave para una buena educación, y educa a todos los niños de la escuela y a sus propios hijos, Louisa y Tom, de acuerdo con esta filosofía. Cuando una de sus peores estudiantes, Sissy Jupe, es abandonada por su padre (un artista de circo), el señor Gradgrind acoge a la niña para educarla junto con sus hijos de acuerdo con su sagrado sistema de hechos. Es entonces cuando en la ciudad aparece el circo y su fabuloso mundo, sirve de contrapartida al sistema despótico y estrictamente regulado de la ideología utilitarista.
Al otro lado, los trabajadores de la fábrica del señor Bounderby, no viven vidas felices bajo su mando. Los trabajadores, inquietos por su mala suerte, deciden formar un sindicato, pero son traicionados por uno de ellos.
‘Tiempos difíciles’ es la décima novela de Charles Dickens, publicada por primera vez en 1854, tras ser ofrecida antes por entregas. Para entonces Dickens ya había levantado su enorme prestigio literario con historias como ‘Oliver Twist’, ‘David Copperfiel’ y ‘Casa desolada’, pero todavía quedaban por venir otras que consolidaron su genio, como ‘Historia de dos ciudades’ y ‘Grandes esperanzas’.
Con ‘Tiempos difíciles’ Dickens volvió a explotar con habilidad su idea de la novela por entregas, lo hacía creando personajes maravillosos y memorables, lo que llevaba a que la expectación por la publicación de cada nueva entrega fuera enorme y esperada por miles de londinenses. Sin necesidad de los efectos multiplicadores actuales de twitter, móviles u otros artefactos digitales, Dickens concitaba cada semana la curiosidad impaciente de miles de ciudadanos ansiosos por conocer la continuidad de la historia narrada
Dickens se creía un reformador social, sus historias no dan puntada sin hilo y todas ellas, en mayor o menor medida, trataban de arrojar luz sobre los problemas sociales predominantes de su tiempo: la Inglaterra victoriana del siglo XIX durante la Revolución Industrial. Los problemas incluyen las diferencias de clase, la explotación de los pobres y el trabajo infantil. Los ricos seguían siendo ricos y esnobs, mientras que los pobres sufrían. La sociedad determinaría el destino de las personas. No había posibilidades para que los pobres se levantaran y prosperaran.
Sabia de que hablaba pues y al igual que su personaje más famoso, David Copperfield, abandonó una niñez plácida, en una familia acomodada, para conocer la miseria: con 12 años tuvo que trabajar en una fábrica de betunes a la vista del público mientras su padre era encarcelado por deudas, un hecho que sólo confesó a unas pocas personas y que se conoció tras su muerte.
En ‘Tiempos difíciles’, Dickens advierte sobre la creciente industrialización que llega tras la revolución industrial, sobre los desafíos sociales y económicos que enfrentó la clase trabajadora durante ella, pero no por temor al progreso sino porque veía la industrialización como un aumento de la codicia de los ricos y como un aumento también de los privilegios de los ricos frente los pobres.
Pero también nos habla de la importancia de la imaginación frente a la filosofía utilitarista imperante que priorizaba los hechos y las cifras por encima las emociones humanas.
Como en otras historias, gusta de establecer marcadas diferencias entre las personas “buenas” y las “malas”, a las asigna destinos sombríos a casi todas ellas. Pero como es habitual en Dickens, las personas “malas” son aquellas que la sociedad de su época consideraba buenas: los defensores de la civilización, los ambiciosos hombres de negocios que hicieron funcionar el Imperio Británico, los refinados, los educados, los correctos, la nobleza y la aspirante a nobleza. En cambio para él, los personajes “buenos” son aquellos que la sociedad civilizada despreciaba: los trabajadores, los empleados domésticos, los vagabundos, los artistas. La sal de la tierra.
Nada está dejado al azar o la casualidad tratándose de Dickens y así en ‘Tiempos difíciles’ divide la historia en tres grandes capítulos llenos de significancia: La siembra (esparcir la semilla de las ideas); La siega (la recolección separando los frutos buenos de los malos) y El acopio (el almacenamiento de los buenos frutos para que sirvan de alimento).
Como señala la propia editorial, tal vez Dickens nunca se mostró tan indignado como cuando escribió ‘Tiempos difíciles’, (1854), donde la denuncia de las falacias del credo de los «amos» y de las durísimas condiciones de los trabajadores alcanza cotas subversivas. Los personajes cínicos, mezquinos y ridículos se mezclan con los oprimidos que aún conservan una fe extraordinaria en el amor, la fantasía y la solidaridad. La galería dickensiana es tan variopinta y genial como siempre y está descrita con una prosa ricamente persuasiva y un humor implacable.
Es de nuevo la editorial Alba la que recupera uno de los autores clásicos de la literatura universal. En esta ocasión con una traduccióninpecable de Miguel Temprano García. Se trata de dar continuidad a un trabajo ejemplar del que Alba viene dando prueba con la publicación de otros títulos de Dicken como ‘Olivert Twist’, ‘La pequeña Dorrit’, ‘Canción de Navidad’, ‘Grandes esperanzas’, ‘David Copperfiel’, o ‘Historia de dos ciudades’, entre otras.