El faro que alumbraba el mar en 1856 sigue hoy alumbrando el mar. A su espalda, el entorno del Cabo de la Huertaes radicalmente otro. Olvidada durante siglos por su compleja orografía, aquella extensión de tierra que se adentraba en el agua se convirtió a finales del siglo XX en la zona más cotizada de la ciudad de Alicante, una milla de oro surgida a golpe de ladrillo, resultado de una construcción de macroedificios en serie y de los chalets más exclusivos. Un ejemplo más de la postal costera de la provincia.

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