El contador se detuvo en El Sadar. O mejor dicho, lo detuvo un Osasuna colosal. Especialmente en el primer tiempo, cuando sacó a relucir todas las carencias del líder con un ejercicio de presión asfixiante y fútbol vertical. Se queda en siete el número de victorias seguidas del Barcelona en Liga después de que Budimir, por partida doble, primero de cabeza y más tarde de penalti, y sendos golazos de Bryan Zaragoza y Bretones tumben (4-2) a los de Flick. Recortaron distancias a través de Pau Víctor y Lamine Yamal pero nunca le encontraron la cara al partido. [Narración y estadísticas del partido].

Cada visita al Sadar es una cita con el dentista y el FC Barcelona se presentó en ella con varios dientes de leche. Sergi Domínguez (19 años), Gerard Martín (22), Pablo Torre (21) y Pau Víctor (22). Entre los cuatro apenas superan la decena de partido en la élite con el Barça y de pronto se vieron teniendo que bailar con Osasuna en El Sadar.

Flick les entregó la columna vertebral del Barcelona. Con Sergi Domínguez y Gerard Martín en defensa, Pablo Torre en la sala de máquinas y Pau Víctor en la parcela ofensiva. Aunque, en mitad de la revolución de Flick, emergió un jugador de nombre anglosajón, apellido maño y talento andaluz. Bryan Zaragoza. 


Bryan Zaragoza recorta a Iñaki Peña y anota su gol.

REUTERS.

La perla de Osasuna, un jugador diferente, de esos que se escapan de los cánones del fútbol actual, donde reina cada vez más el físico. Bryan es todo lo contrario, un joven más bien enclenque, menudo, pero con un talento especial. Es, ni más ni menos, un jugador de calle, desacomplejado, un virguero amante del regate. Y con esas armas desnudó a la defensa del Barça, firmó una asistencia y un gol en 28 minutos para desatar la locura en Pamplona.

Puso un centro medido para el cabezazo de Budimir, que le ganó la partida a Cubarsí y diez minutos después amplió la ventaja tras una definición de fútbol sala. Se plantó solo ante Iñaki Peña al que regateó con una pisada y anotó a placer. Dos goles en menos de media hora que certificaban la superioridad del conjunto navarro. Más activo y mejor asentado sobre el terreno de juego que los azulgranas. 

Quien sabe si por desconocimiento de las circunstancias, pero Flick decidió realizar rotaciones masivas en una de las calderas por antonomasia de La Liga. Su apuesta apenas se mantuvo un cuarto de hora en pie, lo que tardó Budimir en rematar el centro medido de Bryan Zaragoza. Las aceleraciones de los rojillos por banda contrastaban con poca fluidez del Barça.

Rugía El Sadar y temblaban los de Flick. Apretaton los navarros para recuperar un balón en el centro del campo y en tres toques anotar el segundo. Uno, el pase de Ibáñez a la carrera de Bryan. Dos, ka pisadita de Zaragoza y tres para empujar a placer. No encuentra  el Barça la manera de reducir al extremo español que ya fue un martirio la temporada pasada en Granada, cuando anotó dos goles. 

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