Sumar exhibe por primera vez una voluntad de entendimiento con Podemos después de que el partido rompiera en el Congreso el pasado diciembre, cuando sus cuatro diputados abandonaron las filas de Yolanda Díaz y pasaron al Grupo Mixto. La fractura provocó una altísima tensión en la izquierda del PSOE, con posturas que parecían irreconciliables. Pero casi un año después, y tras los malos resultados del último ciclo electoral, el partido de la vicepresidenta parece abrir una etapa de deshielo.
Así lo expresó este viernes la secretaria de Organización de Movimiento Sumar, Lara Hernández, que pidió abiertamente tender puentes y se mostró como una firme defensora de «las alianzas». «Alianza: me gusta esta palabra. No me gusta ni coalición ni frente«, señaló la dirigente este viernes noche, en un debate organizado por el PCE para hablar sobre el entendimiento en la izquierda. «Alianzas para ir más allá de nuestros propios ombligos», prosiguió.
Podemos había confirmado en un primer momento su asistencia al debate pero en el último momento dio plantón a la cita. Un gesto que da cuenta del escaso interés del partido morado por llegar a un entendimiento con el resto de fuerzas. Aunque el partido justificó su falta en un «imprevisto», lo cierto es que el día anterior ya había confirmado que no asistiría, y decidió no enviar a ningún otro suplente.
Recomposición
El espacio a la izquierda del PSOE se encuentra ahora en un momento de recomposición. A la ruptura de Podemos se unió después el batacazo de Sumar en las elecciones europeas, donde quedó muy por debajo de las expectativas con tres diputados. Un descalabro que llevó a Yolanda Díaz a dejar de liderar el partido que ella misma había fundado y a abrir una etapa de reconstrucción de relaciones con sus aliados, después la crisis desencadenada en la campaña de las europeas. Y una vez que Sumar parece haber pacificado el espacio interno con las distintas fuerzas aliadas, escenifica ahora un acercamiento a Podemos, tendiendo por primera vez la mano al reencuentro.
Hernández, que es también miembro de la coordinación general de Sumar en sustitución de Yolanda Díaz, puso por primera vez las coordenadas para una reconciliación: «Las izquierdas debemos preocuparnos de que acabemos siendo un pálido reflejo de lo que fuimos», expresó. Algo que a su juicio «está más cerca que nunca» y que culmina en la «itanialización de la política española». «Estamos llamados a tender alianzas. Sí, alianzas«, apuntó. Toda una declaración de intenciones hacia el partido morado, y un giro sobre el discurso que Sumar defendió en el pasado ciclo electoral, donde enfrió los pactos con Podemos.
En su exposición, la representante de Movimiento Sumar quiso exponer las condiciones para este reencuentro. Algunas de ellas expresaban un cambio radical de postura hacia las posiciones que el partido había venido defendiendo hasta hace unos meses. Es el caso del compromiso de «democracia interna y participación», por el que abría la mano a que los métodos de elección internos fueran «una persona, un voto». Una consigna que suponía todo un guiño a IU, que la reivindicó durante meses para tratar de ganar peso en Sumar, y que le fue sistemáticamente denegada.
Las condiciones
«Quiero plantear seis condiciones para que se den etas alianzas», comenzó Hernández. La «transparencia en el debate y la participación más allá de las organizaciones» fue el primer punto; el «respeto a la pluralidad», el segundo. El tercero, expuso, es que «las alianzas no deben ser sobre principios ideológicos». «Las ideologías a veces son limitantes y estas alianzas deben ir más allá de nosotros mismos y de los principios ideológicos». La plurinacionalidad y la horizontalidad «para volver a relacionarnos con la ciudadanía en pie de igualdad», eran otros de los principios.
Y precisamente el último principio, el de «democracia», resultó el más revelador sobre el futuro de Sumar como organización IU rechazó integrarse en la cuota del 70% que le ofrecía el partido de Yolanda Díaz y tampoco lo hizo ninguna otra fuerza. Ese reparto desencadenó gran parte del malestar de los aliados, que se vieron agraviados por una formación recién creada que no valoraba su peso real e institucional. IU reclamaba hacerse valer a través de su militancia, pidiendo métodos democráticos donde cada persona tuviera un voto. Tras ser desoída la petición, IU y el resto de partidos rechazaron integrarse en los órganos de Movimiento Sumar, imposibilitando la integración del resto de fuerzas bajo una misma organización.
Pero el planteamiento ha cambiado radicalmente, y Hernández asumió como propia la petición del coordinador de IU, Antonio Maíllo. «Debemos construir las condiciones para que cualquier alianza concluya en participación, en votos. Y en ‘cada persona un voto'», resumió, sorprendiendo al público y al resto de intervinientes, familiarizados con esta expresión.
Una vez expuesto este marco de alianzas, Hernández urgió a ponerse manos a la obra: «No hay tiempo que perder para estas tareas que tenemos pendientes, es ingente el trabajo que nos espera», continuó, para enviar una advertencia final al resto de fuerzas. «Nadie debería creerse eterno o imprescindible, y mucho menos dotado de un poder sobrenatural, porque los partidos son solo instrumentos al servicio de la gente».
Maíllo pide humildad
El giro de Movimiento Sumar en la relación con el resto de fuerzas, desde Podemos a IU, lleva después de meses en los que Maíllo ha presionado en esta dirección y haya abogado públicamente por la reconciliación entre el partido de Irene Montero y los de Yolanda Díaz.
El dirigente de IU reclamó precisamente el diseño de «un método que ahora no tenemos» para dar mecanismos de convivencia al espacio política, en forma de primarias que «demuestre» qué posturas están en mayoría. Maíllo se mostró especialmente crítico con la trayectoria de la izquierda, donde «hace falta empatía y humildad» entre las distintas organizaciones.
«Podemos tener muy buenas palabras pero ¿cómo se refleja esto cuando nos miramos de reojo, cuando miramos qué rinconcito ocupamos en esta habitación cada vez más pequeña?», se preguntó, antes de llamar a «dar ejemplo para construir desde la coherencia espacios amables para la política, sin los cuales la gente no va a venir».