Al explicar los beneficios de la eliminación del líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, el primer ministro Benjamin Netanyahu dijo que Israel no solo promovería el retorno de los residentes del norte a sus hogares, “sino que también promovería el retorno de nuestros rehenes en el sur”.
Según él, esto se debía a que “cuanto más veía [el líder de Hamás Yahya] Sinwar que Hezbolá ya no venía a salvarlo, mayores eran las posibilidades de que nuestros rehenes regresaran”.
Netanyahu elogió a las Fuerzas de Defensa de Israel, a la Fuerza Aérea israelí, a la Inteligencia Militar, al Mossad y al Shin Bet por sus logros, “y no solo ayer”. Cabe destacar que no mencionó al ministro de Defensa, Yoav Gallant, que supervisó la operación con los jefes de seguridad mientras Netanyahu estaba en Estados Unidos y que, según se informó, había presionado a Netanyahu para que la aprobara.
Netanyahu dijo que, a pesar de los logros, “el trabajo aún no estaba terminado” y expresó a los israelíes: “En los próximos días enfrentaremos desafíos importantes y los superaremos”.
Recordó que Nasrallah comparó a Israel con una “telaraña” y dijo que el jefe de Hezbolá descubrió en cambio “los tendones de acero de una nación unida decidida a garantizar su existencia y su futuro”. De hecho, señaló, “todo Oriente Medio lo ha descubierto”.
Afirmó que la eliminación de Nasrallah había dado esperanza a todos los que se oponen al eje del mal de Irán y a todos los que luchan bajo “la violenta tiranía” de Irán y sus representantes en el Líbano, Siria y más allá.
Dirigió un mensaje a los ciudadanos de Irán y de los países dominados por Irán y sus representantes, diciendo que “el Estado de Israel está con ustedes”.
Y advirtió al “régimen de los ayatolás” que “a quienes nos ataquen, nosotros los atacaremos. No hay ningún lugar en Irán o en Oriente Medio que quede fuera del alcance del largo brazo de Israel, y hoy ustedes saben lo cierto que es eso”.
Este pasaje se hizo eco de la advertencia que dio a Irán durante su discurso ante la Asamblea General de la ONU ayer, en palabras que añadió justo antes de pronunciar su discurso, después de haber aprobado el ataque a Beirut en el que murió Nasrallah.
Por último, dijo a los ciudadanos de Israel que “estos son días grandiosos” en lo que “parece ser un punto de inflexión histórico”.
“Hace un año, el 7 de octubre, nuestros enemigos nos atacaron y pensaron que Israel estaba camino de la extinción. Un año después, golpe tras golpe, logro tras logro, comprendieron que sus esperanzas se habían visto frustradas”.
Afirmó que Israel estaba avanzando y ganando, y que estaba decidido a permitir el regreso de los habitantes del norte y a traer a casa a los rehenes. “No los olvidamos ni un segundo”.
Netanyahu finalizó su declaración grabada con la frase: “Lucharemos juntos y, con la ayuda de Dios, ganaremos juntos”.