Curro Arcos lo ha vuelto a hacer. Tan sólo tres años después de recorrer a pie a lo largo de 21 etapas los 900 kilómetros que separan la ciudad francesa de Hendaya de Cabra, ahora ha recorrido a pie los 800 kilómetros que separan Cabra de la ciudad barcelonesa de Santa Coloma de Gramanet, a donde llegaron en los años sesenta del pasado siglo muchas familias egabrenses buscando un futuro mejor.
Un reto que ha ido más allá de lo meramente deportivo por su marcado carácter solidario y en el que con el apoyo de amigos, colectivos, empresas e instituciones, sólo ha tenido un fin, el recaudar fondos para dos colectivos, la asociación de familias con hijos con necesidades especiales Borrando Diferencias y la asociación Cien por Cinco Solidaridad, que presta su apoyo a personas y familias en situación de vulnerabilidad.
Para ello, y a lo largo de todo el mes, la cantidad conseguida -aún por cuantificar- se ha ido obteniendo a través de donativos y venta de dorsales.
El esfuerzo de este egabrense de 60 años de edad y con una discapacidad se ha visto recompensado en el mediodía de este sábado con el recibimiento que muchos de sus convecinos y representantes de distintos colectivos, empresas, entidades e instituciones como el Ayuntamiento de Cabra le han ofrecido en el paraje natural de la Fuente de Río a su llegada, tras partir a tierras catalanas el pasado 28 de agosto desde las mismas puertas del consistorio bajo el lema «Corriendo por los niños. 30 días, 30 kilómetros, 60 años».
Numerosos apoyos
Un verdadero reto de nuevo recompensado que el propio Curro Arcos agradeció una vez más, como cada día fue mostrando a través de las redes sociales, tanto para los egabrenses que le fueron animando como también para los que en su camino le han mostrado su apoyo, contando para ello con un equipo de apoyo que desde Cabra coordinó las pernoctas y manutención en hostales o instalaciones deportivas en cada final de etapa, contando en algunos casos con la colaboración de los ayuntamientos.
A la llegada se ha celebrado un fin de fiesta en el que no ha faltado una paella de convivencia, música y actividades, que han servido para seguir recaudando fondos, que próximamente se entregarán a dichas asociaciones.
En el año 2021, junto a Borrando Diferencias, el otro beneficiario fue Izan Pino Triano, un niño egabrense a quien a finales de 2015, cuando apenas contaba con 2 años de edad, una meningitis B le dejó graves secuelas en manos y piernas.