El Ayuntamiento de Londres dio luz verde este viernes al controvertido plan de expansión del All England Club, que contempla la construcción de 39 nuevas pistas de tenis, incluyendo una con capacidad para 8.000 espectadores, en un área cercana al tradicional torneo de Wimbledon. Esta decisión ha generado divisiones entre la comunidad local, los ecologistas y los responsables del club, en un debate que combina intereses deportivos, económicos y medioambientales.
El proyecto permitirá que las fases clasificatorias del torneo se trasladen a Wimbledon, en lugar de disputarse en Roehampton, que se encuentra a varios kilómetros del club. Esto haría que el torneo se alineara con el resto de los Grand Slam, que celebran las fases previas en las mismas instalaciones principales. «Estamos claramente muy, muy contentos. Ha sido un largo camino hasta llegar a este punto», expresó Deborah Jevans, presidenta del All England Club. Según Jevans, esta expansión evitará que Wimbledon «quede por detrás de los otros Grand Slams«.
Uno de los mayores atractivos del plan es la construcción de una tercera pista cubierta, lo que ayudaría a continuar con el calendario de partidos incluso en días lluviosos. Además, se prevé que con la ampliación, el torneo pueda recibir hasta 50.000 espectadores adicionales cada día, lo que lo consolidaría aún más como uno de los eventos deportivos más concurridos del mundo.
Sin embargo, no todos celebran esta decisión. El grupo Save Wimbledon Park, que ha liderado la oposición al proyecto, teme que el desarrollo transforme la zona en un «enorme complejo industrial de tenis», poniendo en peligro el equilibrio ecológico del parque. Las protestas se centran en el impacto medioambiental que causarán las obras, así como en los efectos posteriores en términos de tráfico, ruido y pérdida de espacios verdes. «La Sociedad de Wimbledon describe la propuesta como un ‘complejo de tenis industrial con un impacto ambiental inaceptable'», indicaron en un comunicado.
El plan ha estado rodeado de polémica desde que el All England Club adquirió los terrenos en diciembre de 2018 por 65 millones de libras. Aunque los comités de los distritos de Merton y Wandsworth dieron su aprobación al proyecto, muchos residentes locales se muestran escépticos sobre los beneficios prometidos por el club. Paul Kohler, diputado por Wimbledon, describió estos beneficios como «completamente ilusorios», y algunos activistas los calificaron de «migajas en la mesa».
The Greater London Authority has resolved to approve the All England Club’s applications to transform the former Wimbledon Park Golf Course.
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— Wimbledon (@Wimbledon) September 27, 2024
No obstante, el All England Club ha intentado aplacar las críticas comprometiéndose a la creación de un parque público de 23 acres, que estará abierto durante todo el año, excepto en las semanas del torneo. También se ha propuesto restaurar parte del diseño original del paisaje, diseñado en el siglo XVIII por el arquitecto Lancelot Brown, y siete de las 39 pistas podrán ser utilizadas por la comunidad local en el periodo posterior al torneo.
En defensa de la decisión, Jules Pipe, vicealcalde de Londres, destacó que el plan traerá «importantes beneficios económicos» tanto para la ciudad como para el Reino Unido en general. «Wimbledon es el torneo más prestigioso del tenis mundial, que atrae a una audiencia global, visitantes y contribuye a la marca de Londres en términos de cultura, patrimonio deportivo y como destino turístico», afirmó Pipe, justificando su aprobación.
Aunque la decisión ya ha sido tomada, algunos oponentes aún consideran la posibilidad de recurrir al sistema judicial para detener el avance del proyecto. Aunque es poco probable que se anule el fallo, queda abierta la puerta a una posible revisión judicial para cuestionar la legalidad del proceso, aunque pocos casos similares han prosperado en el pasado.