Miguel Ángel Flores, el empresario condenado como autor responsable de la tragedia del Madrid Arena en 2012, ha sido sentenciado a cuatro años y nueve meses de prisión por la Audiencia Provincial de Madrid por un delito continuado de apropiación indebida y otro de falseamiento de las cuentas sociales en uno de los negocios en los que ya participaba cuando se celebró la fiesta de Halloween. Junto a su socio, que también ha sido condenado a tres años y nueve meses de prisión, deberá pagar más de 1,2 millones de euros en indemnizaciones, según la sentencia a la que ha tenido acceso EL PERIÓDICO DE ESPAÑA.
Esta nueva condena a Miguel Ángel Flores llega prácticamente doce años después de esa fatal noche de Halloween en la que cinco jóvenes perdieron la vida en la fiesta que se celebró en el recinto Madrid Arena. Por ello, el promotor, que era un ode los rostros más reconocibles de la organización de eventos en la capital, fue condenado a cuatro años de prisión en 2016 y salió de la cárcel en 2020 tras serle concedido el tercer grado.
Ahora, sin embargo, la sentencia que previsiblemente llevará de nuevo a prisión a Flores se produce por las irregularidades contables en la gestión del gimnasio Castellana Sports Club, ubicado en la estación de Chamartín, lo que resultó, según la justicia, en la apropiación indebida de 600.000 euros de los socios. Por lo sucedido le ha absuelto, sin embargo, de los delitos societarios y de estafa del que se le acusaba inicialmente.
‘Cocinar’ las cuentas
En su declaración, Flores negó haber dado instrucciones para falsear la contabilidad de Canacur SA, una de sus sociedades, y haber dado órdenes para negar información a sus entonces socios como consecuencia de las ampliaciones de capital que se realizaban con motivo de unas obras y de la mala situación económica de la sociedad.
En su sentencia, y a pesar de la oposición de la Fiscalía, que no le ha acusado en este procedimiento al no considerar probados los hechos por los que se le acusaba, los magistrados señalan que en las cuentas anuales de 2012 de esta sociedad presentadas en el Registro Mercantil «se reflejó un efectivo en caja por importe de 453.848 euros, de los cuales 440.000 euros no existían en caja».
El hecho de que los accionistas no fueran conscientes de que esos fondos no eran tal, es lo que ha hecho llegar a los magistrados a «la conclusión de que tal ausencia no era conocida por los accionistas minoritarios querellantes hasta la presentación de las cuentas anuales». «Efectivamente, tal cantidad afectaba en 2012 al 66,57% del patrimonio neto y al 69,19% del importe de la cifra de negocios, por lo que se trata de una alteración significativa de la contabilidad que conlleva que la misma no refleje fielmente la situación financiera de la sociedad», recoge la resolución.
Una auditoría de 2014 certificó que, efectivamente, «el dinero no existía, no estando justificada su ausencia» y que «si no podía recuperarse es porque se había dispuesto del mismo, y pese a ello se mantenía su existencia en las cuentas anuales». Por lo tanto, el tribunal ha considerado a Flores autor de un delito de apropiación indebida en relación a la disposición de dinero durante tres ejercicios consecutivos: en el primero, el de 2012, dispuso para fines propios, es decir, ajenos a los gastos del Centro Deportivo Castellana Sports Club, de 440.000 euros de la caja de Canacur.
Añade la sentencia a la que ha tenido acceso este periódico que dicha «ausencia del dinero dispuesto no era conocida por los socios querellantes, realizada a través de retiradas bancarias de dinero que se contabilizaban como entradas en caja, pero que realmente no entraban en la misma, o de efectivo pagado por clientes del gimnasio, aumentando en los años 2013 y 2014 las disposiciones de dinero que no existían en la caja de Canacur hasta la cantidad de 683.085 euros».
A pesar de que, como reconoce el tribunal, «el descuadre en las cuentas de Canacur debido a la desaparición del dinero de caja, apropiado por el señor Flores, se compensó contablemente en el año 2014 mediante devolución por importe de 683.085 euros», esas «apropiaciones y desviaciones de fondos en beneficio propio» causaron «perjuicios económicos a los socios querellantes».
La tragedia del Madrid Arena
En esos mismos años en los que se produjeron estos hechos, Miguel Ángel Flores era también el presidente y administrador de la empresa Diviertt. Eso le llevó a ser promotor de la fiesta de Halloween celebrada en el pabellón Madrid Arena la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre de 2012, en la que fallecieron cinco jóvenes de entre 17 y 20 años.
Flores fue condenado en el 2016 a cuatro años de prisión como autor responsable de cinco delitos de homicidio y catorce de lesiones por imprudencia grave, y el tribunal le inhabilitó para organizar eventos durante el tiempo de la condena. En marzo de 2018 el Tribunal Supremo confirmó la condena a Flores y el empresario entró en prisión, de la que salió en octubre de 2020 tras casi un año en tercer grado.