La aviación ha revolucionado la forma en que nos conectamos y nos movemos por el mundo. Ha permitido acortar distancias, facilitar el comercio internacional, el turismo y el intercambio cultural. Juega un papel crucial en situaciones de emergencia y de ayuda humanitaria, además de ser un motor económico, generando millones de empleos y contribuyendo significativamente al PIB de muchos países. En resumen, la aviación no solo conecta personas y lugares, sino que también impulsa el desarrollo económico y social a nivel global.

Sin embargo, a pesar de sus numerosas ventajas, el sector aéreo se enfrenta a retos muy exigentes como la sostenibilidad. Hoy en día, la descarbonización del transporte por aire es un imperativo, un objetivo común para reguladores, organismos internacionales, la industria aérea en su conjunto y sus clientes. 

La ruta de los vuelos sostenibles

Actualmente, el sector de la aviación es responsable de aproximadamente el 2% de las emisiones mundiales y el SAF es la llave para lograr un transporte aéreo sostenible y, a la vez, garantizar la independencia energética de España y la UE.

El SAF permite reducir hasta en un 90% las emisiones de CO2 respecto al queroseno en todo su ciclo de vida, lo que supondría evitar 14 millones de toneladas de CO2 anuales en España en 2050, potenciando su transición energética y la economía circular.

Las ventajas del SAF se evidencian en el mandato europeo que regula su incorporación en los vuelos con origen y destino dentro de la UE. El Consejo de la Unión Europea y el Parlamento Europeo llegaron a un acuerdo en octubre de 2023 a través del reglamento de aviación, ReFuelEU, para que, a partir de 2025, el 2% del combustible utilizado por los aviones sea sostenible. Este porcentaje se incrementará de forma progresiva en los años siguientes, hasta el 6% en 2030, al 20% en 2035 y luego al 70% para 2050. El objetivo final es reducir las emisiones de la aviación en un 85% para 2050.

Proyecto de país

Ambiciosos objetivos que se analizan en el informe ‘¿Cómo hacer de España el líder europeo del SAF?’  de Iberia, Iberia Express, Cepsa, Vueling y BIOCIRC, que sostiene que la industria productora de este combustible sostenible podría acumular en España inversiones superiores a 22.000 millones de euros, generar 270.000 puestos de trabajo directos e indirectos y aportar 56.000 millones al PIB hasta 2050. Un impacto directo en la riqueza y el empleo del país.

De hecho, el informe estima que las emisiones de CO2 del sector aéreo en España podrían reducirse 14 millones de toneladas en 2050, potenciando su transición energética y la economía circular, a partir del uso de nuevas energías renovables como los biocombustibles o el hidrógeno verde.

16 medidas y toda la cadena de valor

Precisamente, para facilitar e impulsar el desarrollo de esta industria en España, lo que podría suponer quedarse atrás en una carrera que ya es global, en el informe se proponen 16 medidas para acelerar el crecimiento de toda la cadena de valor, incluyendo la creación de un fondo anual de más de 300 millones de euros, empleando para ello los ingresos obtenidos por el Estado a través de las subastas de derechos de emisión.

Entre estas medidas, Iberia, Iberia Express, Cepsa, Vueling y BIOCIRC, abogan por adoptar un pacto nacional entre el Gobierno y todos los agentes del sector para establecer una estrategia nacional del SAF que sitúe a este combustible sostenible entre las prioridades de la agenda de política energética e industrial. De esta forma, no solo se podría explotar al máximo la oportunidad que presenta, sino también mitigar los riesgos existentes.

El documento estima que la construcción de más de 30 plantas de producción de SAF garantizaría la independencia energética de España. Además, destaca la conveniencia de localizarlas cerca de las materias primas, contribuyendo así al desarrollo social y económico del territorio rural. Asimismo, subraya la importancia de impulsar la tecnología HEFA como la más viable para cubrir las necesidades a medio plazo y, al mismo tiempo, de incentivar las tecnologías menos maduras como las plantas de producción de fuel sostenible FT, AtJ o PtL. Por ello, es fundamental establecer un marco jurídico que facilite las inversiones necesarias, además de incentivar el desarrollo de las nuevas tecnologías para la producción de SAF, claves para alcanzar los objetivos más allá de 2030.

Pasar a la acción

En esta hoja de ruta destinada a descarbonizar el sector aéreo, Cepsa es una de las firmas que apuesta en firme por el SAF. En el marco de su estrategia “Positive Motion” la compañía se ha marcado el objetivo de liderar la fabricación de biocombustibles 2G en España y Portugal. En 2030, espera contar con una capacidad de producción anual de 2,5 millones de toneladas de biocombustibles, de las que 800.000 serán de combustible sostenible de aviación (SAF).

Avanzando en sus objetivos, en febrero de 2024, Cepsa anunció el comienzo de la construcción, junto a Bio-Oils, de la mayor planta de biocombustibles 2G del sur de Europa, mediante una inversión asociada de hasta 1200 millones de euros, en el Parque Energético “La Rábida”, en Palos de la Frontera, Huelva. Está previsto que la nueva planta, que utilizará desechos agrícolas y aceites usados de cocina como materia prima, tenga una capacidad de producción flexible de 500.000 toneladas de diésel renovable y combustible sostenible para la aviación (SAF), destinados al transporte aéreo, marítimo y terrestre.

La apuesta de Cepsa por el SAF se evidencia también en el hecho de que ha comenzado a comercializar este combustible sostenible en cinco de los principales aeropuertos españoles —Madrid, Barcelona, Palma de Mallorca, Málaga y Sevilla—, por los que, según datos de Aena, pasaron en 2023 más de 170 millones de pasajeros, lo que supone alrededor del 60 % del tráfico de todo el país.

Pasos que contribuyen a seguir avanzando en la descarbonización del sector aéreo, en el que la unión de fuerzas de todos los actores implicados: productores de combustible, aerolíneas, fabricantes e instituciones, serán claves para continuar en la dirección correcta.

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