El «paciente de Ginebra» no es solo la sexta persona del mundo que se cura del VIH tras un trasplante de células madre, sino la primera del planeta que logra la remisión del virus del sida sin que las células de su donante presentaran una mutación llamada CCR5 Delta 32 (CCR5d32). Esta mutación, hasta ahora, se consideraba necesaria para evitar la entrada del virus en ellas, pero el caso del «paciente de Ginebra» demuestra que no es imprescindible. Este «éxito sin precedentes», publicado este martes en ‘Nature Medicine’, debe en parte su éxito a la investigación que se realiza en Catalunya, pues se ha llevado a cabo en el marco del consorcio IciStem, coordinado por IrsiCaixa (centro impulsado por la Fundación La Caixa y el departamento de Salut) y la Universidad de Utrecht, y ha sido liderado por el Hospital Universitario de Ginebra y el Instituto Pasteur.
Treinta y dos meses después de haber interrumpido la terapia antirretroviral, sigue sin detectarse la presencia del virus en la sangre del «paciente de Ginebra». «Para nosotros este caso fue una sorpresa porque, aunque había otros pacientes curados tras un trasplante de células madre, este es el primero que lo hace sin la mutación CCR5 Delta 32″, explica a EL PERIÓDICO Maria Salgado, investigadora senior en IrsiCaixa y coordinadora de IciStem. En los casos anteriores, la curación del VIH se hizo en pacientes que necesitaron una donación de células madre y, para ello, se buscaron donantes con esta mutación. «Creíamos que estos pacientes se curaban porque, aunque incluso después del trasplante quedaba algo de virus, este no podía entrar en las células porque tenían esa resistencia gracias a esta mutación», añade. El «paciente de Ginebra» demuestra, así, que la remisión del VIH es incluso posible sin la mutación CCR5 Delta 32.
Trasplante en 2018
El individuo, que no ha hecho pública su identidad, fue diagnosticado con VIH en mayo de 1990 y comenzó inmediatamente el tratamiento antirretroviral. En enero de 2018, fue diagnosticado con un sarcoma mieloide y, en julio del mismo año, se sometió a un trasplante de células madre procedentes de un donante compatible. Un mes después del trasplante, las pruebas ya mostraban que las células sanguíneas del paciente habían sido totalmente reemplazadas por las del donante, y esto iba acompañado de una disminución de las células portadoras del VIH en su cuerpo.
Antes del trasplante, a pesar de la optimización del tratamiento antirretroviral, el «paciente de Ginebra» presentaba aún virus con capacidad para replicarse. En cambio, tras el trasplante, el equipo médico y científico observó una drástica reducción de los parámetros relacionados con el VIH: ninguna partícula del virus, un reservorio indetectable y ninguna respuesta inmunitaria que indicara que el cuerpo estaba reconociendo la presencia del virus. «Anteriormente, ya se habían realizado trasplantes sin la mutación CCR5 Delta 32 en otros pacientes con VIH. Sin embargo, si se detenía el tratamiento, aparecía un rebrote viral, pero más lento que el que se observaría en una persona con VIH no trasplantada. El «paciente de Ginebra» ha sido el primero en lograr una remisión prolongada en el tiempo», comenta Salgado.
«Factores» en la cura
Según esta investigadora, este caso ofrece más luz en el largo camino de la cura del VIH. El «paciente de Ginebra» demuestra que existen «otros factores» que pueden estar ayudando en la remisión del virus, más allá de esta mutación. «En el caso de este paciente distinguimos tres factores. El primero, que el trasplante de células madre por sí solo es capaz de reducir el reservorio viral en gran cantiduad. El segundo, que los inmunosupresores son efectivos. El tercero, el papel de las células ‘natural killer'», cuenta.
En el «paciente de Ginebra» los médicos optaron por administrar ruxolitinib, un medicamento inmunosupresor que tiene como objetivo reducir el daño colateral causado por esta batalla inmunitaria, pero que además ha demostrado en estudios de laboratorio la capacidad de bloquear la replicación del VIH y evitar su reactivación. En cuanto a las células ‘natural killer’, que se han demostrado «cruciales» en este paciente, se trata de células que patrullan el cuerpo con el objetivo de encontrar células peligrosas, como las infectadas por el VIH, y eliminarlas, así como mantener el sistema inmunitario alerta.
Este caso es «un paso más» en la cura del VIH y abre la puerta a estudiar «nuevos factores» para probar en los pacientes. «Por ejemplo, estamos viendo que deberíamos trabajar más en potenciar el sistema inmune», señala Salgado, quien cree que la investigación «aún está lejos» de llegar a una cura completa del VIH. El trasplante de células madre, aunque eficaz, es una terapia «muy abrasiva» y solo puede usarse en pacientes muy seleccionados. «Pero todo esto nos da claves para seguir investigando», concluye.