El Real Mallorca se va a dormir esta noche en puestos de Liga de Campeones. Hacía muchos años que los aficionados bermellones no veían algo así y es digno de elogio. Lo hace tras derrotar a un flojo Valladolid (1-2) con un gran gol de Cyle Larin y un tanto de fe de Valery, que repite tras marcar ante el Betis. Los de Arrasate, mejores en la segunda que en la primera mitad, alcanzan los 14 puntos y alargar su buena racha y dinámica en la Liga.
Jagoba Arrasate, como viene siendo habitual al tener partidos muy cercanos en el tiempo, metía mano en el once con el regreso de Maffeo al lateral, Leo Román en la portería y Morlanes en el centro del campo. Copete, como era de esperar, fue la opción por el lesionado Valjent.
El conjunto de Pezzolano llegaba al choque con el agua al cuello, con solo una victoria en la jornada inaugural ante el Espanyol. Y por lógica, cabía esperar que salieran con mayor ímpetu ante su afición. Su partido, sin embargo, propuesto desde el caos táctico, atrapó también a los bermellones, que firmaron una primera mitad bastante lejos del nivel esperado.
Con unas marcas que no terminaban de justarse, los jugadores del Mallorca tenían verdaderos problemas para mantener el balón cerca del pie y enlazar más de cuatro pases seguidos. La intensa presión de los vallisoletanos no ayudaba, pero no fue el día de más inspiración de los hombres que debían dar calma.
Pasó muy poco durante los primeros 45 minutos, pero si alguien pudo irse por delante en el marcador al descanso fue el Valladolid, al menos por acumulación de ocasiones. En el minuto 18 fue la más clara con diferencia. La falta de contundencia de la defensa propició que la pelota le llegase a Latasa, que golpeó mal con el interior y su disparo, que se fue abriendo, golpeó en el palo derecho de Leo Román, impactando a posteriori en la cabeza de Machís, que no se la esperaba.
En aquel momento empezaron los peores minutos de los bermellones. Costaba un mundo salir del campo y la solución del pelotazo no era efectiva con Cyle Larin. De entre todas las soluciones, la que mejor funcionó fue encontrar a Rober Navarro. El catalán, tirado pro dentro, estiró al equipo con conducciones y amenazó con el golpeo desde fuera del área.
Su actitud, unida a una mayor valentía de Mojica, que sigue demostrando que tiene un guante en su bota izquierda, devolvieron el equilibrio al partido, que se fue a vestuarios tal como empezó.
En la segunda parte cabía esperar una mejora. Pero los primeros minutos fueron un calco de lo anterior, aunque con el Mallorca ligeramente más cómodo con el balón.
Darder, tímidamente, y Rober Navarro aparecían con más frecuencia y los espacios, fruto del cansancio, empezaban a asomar.
No estaba pasando nada y de repente Dani se sacó un pase mágico de la chistera que Larin mejoró con un control antológico y su primer gol esta temporada. El centro del de Betanzos fue un caramelo entre los dos centrales. Y el canadiense controló y, sin que cayese el balón, batió como comodidad a Hein. Asistencia en el Villamarín y gol en el José Zorrilla.
Con muy poco el Mallorca se puso por delante en el marcador. Y esa fue la mejor noticia, lo que puede marcar la diferencia durante la temporada.
El Valladolid, muy pobre en ataque, la tuvo en una carrera al espacio de Moro, pero Maffeo apareció providencial para lanzarse al suelo. El gol hizo daño a los de Pezzolano, que se salvaron del segundo tras un remate picado de Copete.
Como en Sevilla, Arrasate optó por refrescar las tres posiciones de ataque dando entrada a Abdón, Chiquinho y Valery. El extremo catalán, autor del gol del triunfo ante el Betis, no tuvo suficiente y quiso seguir aumentando su cuenta goleadora.
El catalán, situado en el perfil izquierdo del ataque, fue mucho más listo que Lucas Rosa. Le birló la pelota en la salida y con la calma del mejor del delantero batió a Hein para cerrar el partido. Ivan Sánchez, en el 94, maquilló el resultado, pero el marcador ya no se movió.
El Mallorca suma su tercera victoria consecutiva y alcanza los 14 puntos, durmiendo en puestos de Liga de Campeones.