Con una orquesta de más de setenta profesores, un coro de casi cien voces y cuatro cantantes solistas, el escenario de la Sala Magna del Auditòrium de Palma acogerá, el próximo domingo día 29, una producción de una de las obras musicales más populares de todos los tiempos: la Novena Sinfonía de Beethoven, conocida como Sinfonía Coral, precisamente cuando hace unos meses se cumplieron los doscientos años de su primera audición, que tuvo lugar en Viena el 7 de mayo de 1824, cuando el compositor ya no podía oír ninguna de las notas que habían salido de su mente genial.
Para esta celebración, Daniel Mulet se pondrá al frente de la Orquesta Sinfónica Europea, formada por profesionales de la isla y del que es su grupo habitual, el Orfeó Balear. Además, en el proyecto, colaborarán los cantantes Marta Bauzà, soprano; Begoña Gómez, mezzosoprano; Antoni Lliteres, tenor, y Sebastià Serra, bajo.
Para Mulet, dirigir esta obra «representa un riesgo múltiple, pues por una parte se trata de dirigir una obra compleja, llena de matices y técnicamente difícil, sobre todo para el coro, pero, por otra parte, al ser tan conocida, el público sabe lo que va a suceder sobre el escenario». Y añade: «La dificultad no está en el tiempo que las voces están cantando, pues sumando todas las intervenciones no llega ni a un cuarto de hora, lo difícil no es lo que cantas sino cómo lo cantas; ese es el riesgo. Para el coro, que en nuestro caso no es una formación profesional, cantar la Novena siempre representa un compromiso difícil».
Y es que, en esa partitura, que el compositor compuso tres años antes de su muerte y cuando parecía que ya había abandonado la forma sinfónica para dedicarse más a otras maneras de entender la composición, Beethoven reformó por completo el sentido tradicional de lo que se entendía por sinfonía, incluyendo partes cantadas por primera vez en la historia y además dando a la obra unas dimensiones de duración nunca vistas. Hasta aquel 7 de mayo de hace doscientos años, las sinfonías, que duraban un máximo de poco más de media hora, eran consideradas formas instrumentales, pues para el canto ya estaban los oratorios y las cantatas. A partir de aquella fecha todo fue diferente: Mendelssohn poco después y Mahler, Stravinsky o Gorecki años más tarde, decidieron coger el testigo y poner textos en algunas de sus obras sinfónicas, añadiendo movimientos y creando composiciones largas, de más de una hora, y en caso de Mahler, de hora y media incluso.
Preguntado Mulet sobre como nació el proyecto, contesta que «después de una primera y exitosa experiencia que tuvimos en las pasadas Navidades, cuando ofrecimos el Mesías de Haendel, tanto el Auditòrium como nuestro grupo, el Orfeó Balear, decidimos meternos de lleno en otros proyectos, como este que ahora presentamos y que no será el último, pues ya hemos anunciado en redes y en el mismo teatro, un nuevo Mesías para diciembre. Así que esta relación entre el Auditòrium y nosotros, de momento, funciona y esperemos que sea así durante mucho tiempo».