Pere Casan Clarà es médico

«Chi può vederla a ciglio asciutto». Sí, efectivamente, ¿quién puede observar lo que está ocurriendo y no derramar profundas lágrimas, hasta dejar los ojos secos como un desierto? ¿Quién puede contemplar las imágenes de Gaza y ver, un día tras otro, como niños inocentes mueren bajo los escombros de un territorio, que se asemeja cada vez más a un cementerio? Los números son meras estadísticas, aunque deben conocerse, pero la realidad supera cualquier imaginación posible. Lo que deja todos los sentidos absolutamente devastados es contemplar la tragedia de un pueblo, cuyo destino es desaparecer ante la mirada impasible del mundo.

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