Hay jugadas que marcan la trayectoria en un equipo de un jugador o, en este caso, de un guardameta. Poussin la vivió en el Real Zaragoza el 14 de octubre pasado en El Molinón con el robo de Insua sobre la bocina cuando se disponía a sacar el balón y un 2-2 que acentuó la caída zaragocista que se acabaría llevando a Escribá poco más de un mes después tras un inicio inmaculado de 5 triunfos consecutivos. Ese error, los que cometió una semana antes ante el Alcorcón y el de Copa ante el Azteneta que supuso la eliminación hubieran acabado con la etapa de cualquiera en un club y no lo han hecho con la del arquero galo, que ha renacido y que regresa a Gijón en su mejor momento, pletórico de confianza y como héroe del zaragocismo.
Poussin aterrizó en el verano de 2023 después de que Yáñez, ahora portero sportinguista, le diera esquinazo a Cordero y el director deportivo no contemplara otras opciones nacionales y apostara por el meta francés, internacional en categorías inferiores, hasta la sub-19, y que había pisado la élite gala con el Girondins. Comenzó a la sombra de Cristian, pero la lesión muscular en Andorra del argentino le ofreció la oportunidad en el tramo final de esa novena jornada. En la décima, en la visita del Alcorcón, dio un balón comprometido a Grau que supuso el gol de Juanma Bravo y no controló bien un envío de Marc Aguado para que Eteki marcara a puerta vacía.
Escribá, sin Cristian, lo mantuvo una semana más, en Gijón, donde firmó una actuación muy convincente y destacada… hasta la última jugada, con 1-2 y con el gol de Insua que le puso definitivamente en el foco y que ‘obligó’ a Cristian a precipitar su regreso ante el Eibar para volver a lesionarse y que Poussin acabara ese partido, encajando el gol de la victoria eibarresa firmado en una falta magistral de Aketxe. Es fútbol ficción, claro, pero esa victoria en Gijón que estaba amarrada y como mínimo no perder contra el Alcorcón en casa ante un rival que solo inquietó en los dos goles hubieran atemperado la crisis, pero Fran Escribá apostó por Rebollo ya en Burgos y cuando le volvió a dar la titularidad a Poussin en Copa le selló los clavos del ataúd al técnico con otro fallo que supuso el 1-2 definitivo para que con la derrota en el derbi tres días después fuera despedido.
La decisión de seguir
Llegó Badía en enero, a Poussin, inédito con Julio Velázquez, no le quedaba más opción que irse, como así se dejó entrever, y se le abrió la puerta para que se marchara al Albacete, pero el meta no quiso y decidió esperar hasta el verano para hacerlo, probablemente de regreso a Francia. Con Víctor tampoco jugó y en junio, al acabar el curso, estaba fuera, mudanza incluida, pero con dos años de contrato y unos 300.000 euros de salario, además de los errores cometidos, no era sencillo encontrarle el acomodo que el propio Víctor y Cordero querían para él.
Llegó la pretemporada y un nuevo Poussin que convenció día a día al técnico, con el apoyo de todo el vestuario, algo que siempre ha tenido el arquero, ejemplo de profesionalidad y buen trato con sus compañeros. La idea de Víctor de contar con el galo y las dificultades para fichar de nuevo a Badía, que no estaba además ni de lejos en las preferencias del entrenador, hicieron el resto para que Poussin, segundo portero al empezar la temporada en Cádiz se viera con la titularidad tras la lesión de Femenías ese día.
Clemente: “Viéndolo entrenar en el día a día no me sorprende esa recuperación que ha tenido, antes sí. Es un profesional como la copa de un pino y está demostrando el rendimiento que es de verdad el suyo, nos va a dar muchísimo”
Ha cumplido de sobra. “Lo difícil era defender a Poussin en julio, ahora se defiende con su rendimiento”, dijo el técnico hace una semana, cuando coleccionaba buenas actuaciones en Cartagena o ante el Elche (algo peor en Miranda) y dos penaltis parados en Burgos. Después, llegó la exhibición en la primera parte ante el Levante, donde ya terminó de conquistar a la grada de forma unánime y merecida. “Viéndolo entrenar en el día a día no me sorprende esa recuperación que ha tenido, antes sí. Es un profesional como la copa de un pino y está demostrando el rendimiento que es de verdad el suyo, nos va a dar muchísimo”, decía este miércoles Clemente, que como zaragocista en la distancia vio lo ocurrido con el galo la temporada pasada y que ahora vive su absoluta redención trabajando codo con codo con él hasta regresar este sábado a Gijón, el lugar donde pudo enterrar su etapa zaragocista.