Nadie se podía imaginar la eliminación de España contra Venezuela (1-2) en octavos de final del Mundial de fútbol sala. Y a la vez, el fracaso no supone sorpresa alguna. Es la confirmación de una tendencia negativa que ha llevado a la selección de futsal al mayor fracaso en su historia. El cuadro nacional dirigido por el sentenciado Fede Vidal no obtenía tan mal resultado en un deporte que llegó a dominar de modo autoritario desde el primer campeonato del mundo de 1989, cuando cayó en fase de grupos.
España tiene en su palmarés dos Mundiales (2000 y 2004) y siete Eurocopas. No gana un gran torneo desde 2016, cuando superó a Rusia en Serbia con Paco Sedano, Ortiz, Pola, Miguelín o Mario Rivillos en la cancha y José Venancio al mando de las operaciones. Dos años después, tras caer en otra final continental contra Portugal, la gran dominadora actual de futsal, el bilbaíno abandonó el cargo de seleccionador. Venancio se convirtió en nuevo director técnico deportivo de la modalidad en la RFEF, que nombró técnico nacional a Fede Vidal.
Fede Vidal, sentenciado antes del Mundial
Tanto o más importante resultó la designación por parte de Luis Rubiales del madrileño Antonio García-Plata, expresidente de la Asociación de Jugadores de Fútbol Sala, como ejecutivo de la Federación. En los últimos años, el mayor éxito alcanzado por la selección española es un tercer puesto en la Euro 2022. El papel de Fede Vidal ha estado discutido mientras en el deporte del 40×20 se ha ido diluyendo en España, sobre todo en el mercado interior. José Venancio se marchó de la RFEF en diciembre de 2023 y se convirtió en seleccionador de Uzbekistán, país que ha acogido el Mundial en el que ha fracasado España.
Fede Vidal, a la izquierda, seleccionador nacional de fútbol sala. / RFEF
Fede Vidal se vio salpicado, como Luis de la Fuente, por el ‘caso Rubiales’. Junto a Luis de la Fuente, seleccionador masculino, y Jorge Vilda, exseleccionador femenino, aplaudió al expresidente de la Federación cuando se reafirmó en su cargo tras el beso no consentido a Jenni Hermoso. Esto sucedió el 25 de agosto. Días después, el 9 de septiembre, el seleccionador se tomó una baja médica. Reapareció en febrero de este año para dos amistosos ante Alemania.
Albert Canillas, seleccionador sub-21, asumió el cargo de modo interino, logrando cinco victorias y un empate. Selló la clasificación para el Mundial de Uzbekistán. Durante el retiro médico de Fede Vidal, comenzó a sonar el rumor de una posible sustitución por Jesús Velasco, técnico del FC Barcelona. Según adelantaba Relevo, la RFEF decidió antes de la cita mundialista que el toledano sería el sustituto de Vidal, independientemente del resultado que cosechase en la antigua república soviética. Por el momento, no hay confirmación oficial, pero es un secreto a voces.
«España tuvo mayor nivel que el resto de países juntos»
La condición de asambleísta del jerezano jugó a su favor en los momentos más complicados. El hecho de afrontar sentenciado el Mundial ha jugado en contra de Fede Vidal. «Saber que su relevo ya estaba preparado no le ayudó», indican fuentes conocedoras de la situación de la selección española. La convocatoria del andaluz para Uzbekistán también fue cuestionada. En lo táctico, a la selección le ha faltado un pívot profundo contra defensas cerradas. El jugador más específico para este puesto era Jesús Gordillo, de Palma Futsal, quien entró en la lista después de ser descartado en primera instancia. Lo hizo para sustituir al lesionado César.
Más allá de lecturas puntuales, el análisis profundo evidencia que, mientras que España se ha estancado o ha dado pasos atrás, otros países han evolucionado. «Antes la selección pasaba de grupos fácil y ya no es así. Si antes el fútbol sala era España, Portugal y Brasil ahora son muchos equipos. Solo hace falta ver a Sudamérica. El resto ha evolucionado, España no«, comentan fuentes del futsal nacional. La opinión es la misma en el exterior.
La selección española de fútbol sala celebra la Eurocopa de 2016, su último gran título. / RFEF
Nuno Dias, entrenador del Sporting de Portugal y nombrado en su día mejor técnico del mundo, aseguraba hace unos días que «los españoles están preocupados por las reglas, pero lo cierto es que fallan demasiados manos a mano. Olvidan que dominaron el mundo cuando tenían un mayor volumen de entrenamientos que el resto de países juntos. Otros han evolucionado, ellos se han estancado». El club lisboeta ha estado en seis de las últimas ocho finales de la Liga de Campeones de la UEFA de fútbol sala, pero solo ha sido capaz dos títulos y uno nada más frente a un equipo español, el Barça en 2021.
Velasco apunta a ser el nuevo seleccionador español
Con todo, como ha sucedido en el balonmano -la selección sí ha mantenido con esfuerzo el nivel-, el éxodo de jugadores y entrenadores a otras ligas es cada vez mayor. No todo es culpa de la selección y mucho menos de Fede Vidal que los jugadores españoles hayan malogrado infinidad de ocasiones contra Venezuela. En algunas ciudades, el fútbol sala era el principal deporte de formación, algo que ha ido decayendo frente al fútbol 11, a diferencia de lo que ha sucedido en Portugal. Además, se ha perdido técnica, algo esencial debido a la pérdida de profesionalización en determinados eslabones de la cadena. Todo ello a pesar de que el aislamiento internacional de Rusia, vetada también en el Mundial, ha reducido el atractivo de este mercado.
Jesús Velasco se ha despedido del FC Barcelona y se convertirá, salvo sorpresa, en nuevo seleccionador español. / EFE
La gran noticia de los últimos años es Palma Futsal, ganador de las últimas dos Champions. El recorte del FC Barcelona en sus secciones también ha afectado al fútbol sala, lo que ha permitido ver a campeones inéditos como Jimbee Cartagena en liga o Jaén Paraíso Interior en la Copa de España. El conflicto permanente entre la Liga Nacional de Fútbol Sala y la RFEF, unido a los efectos de la crisis económica, ha desembocado en la tormenta perfecta que ha arrasado el patrimonio de un deporte en el que España reinó con soltura hasta no hace tanto.
A pesar de la tendencia a la baja con la que llegaba al Mundial de Uzbekistán, España, tercera en el ranking mundial de la FIFA por detrás de Brasil y Portugal, era favorita. Más todavía en un cruce de octavos contra Venezuela, que ocupa el 21º puesto en la clasificación, y firmó una discreta fase de grupos con dos abultadas derrotas frente a Irán (7-1) y Francia (7-3). Solo lo compensó con el triunfo final frente a Guatemala (7-3) en su segunda participación en un Mundial que ha retratado el nivel de la selección española que Jesús Velasco deberá construir con paciencia y talento.
