El Centro de Acogida San Francisco de Asís cumple una función social extraordinaria: acoge a personas en situación de emergencia social. La finalidad es dar alojamiento y manutención a personas sin hogar, acompañándolos para el cambio y buscar su incorporación sociolaboral en la medida de sus posibilidades físicas y cognitivas. «Acogemos a personas que se encuentran en situaciones de emergencia social. Intentamos cubrir sus necesidades básicas: alojamiento, aseo e higiene, ropa, comida,…», explica Toni Orchillés, trabajador social del centro. La entidad recibe el impulso de la Fundación «la Caixa», a través de las Convocatorias de Proyectos Sociales.

Hay un factor añadido en este tipo de apoyo a personas en exclusión social. «El perfil de muchas personas que vienen de la calle —muchas derivadas de Servicios Sociales y de hospitales— incluye algún hábito tóxico y lo que hacemos es intentar su deshabituación y que lleven un control de la medicación. Y se pretende, aunque es difícil en muchos casos, reinsertarlos en la sociedad y laboralmente», añade Orchillés.

«Normalmente hay una historia de desestructuración familiar, problemas con el alcohol, malas decisiones tomadas en la vida que les han llevado a un déficit cognitivo o a un problema psiquiátrico. Muchos viven en la calle o son víctimas de desahucios», explica el trabajador social del Centro de Acogida San Francisco de Asís.

La población beneficiaria de este proyecto son personas sin hogar o en una situación de emergencia social y precariedad temporal mayores de 18 años. Los nuevos usuarios deben encontrarse sin percibir ninguna prestación económica o si la percibiesen, fuese una cantidad insuficiente para hacer frente a los gastos del día a día. Además, no deben de haber sido admitidos en otras instituciones públicas o privadas por carencias económicas o legales. Existen variadas modalidades de plaza: servicios para transeúntes (fundamentalmente comedor social), acogida de corta estancia (personas residentes con estancias inferiores a 6 meses) y acogida de larga estancia (residentes con estancias previstas de más de 6 meses). Ésta última suele ser la modalidad que predomina por lo largos que se hacen ciertos tramites con la administración pública y por las dificultades que tienen los beneficiarios en poder volver a la reinserción social. 

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