Los socialistas canarios -siguiendo instrucciones de Madrid, equivalente como proveedora de argumentarios y contenidos a Hollywood – han decidido montar un Matrix en Canarias. Este Matrix es un espacio que genera una realidad en la que la relación entre cosas, sucesos y lenguajes esta creado y controlado artificialmente. Para ser más exactos es un relato ficticio que no pretende adjetivar la realidad, sino sustituirla. Es discutible que puedan terminar de armarlo y, en ese caso, que se mantenga en pie mucho tiempo. En el Matrix psocialista Neo es Fernando Clavijo, quien no entiende que preocuparse por la realidad, rechazar las apariencias que tejen discursos pésimos, es algo cercano a un crimen de Estado. O un delito metafísico: tener razón frente al Gobierno español y, todavía más delirantemente, que el Gobierno español lo reconozca. Su arrogancia es extraordinaria. El agente Smith es Sebastián Franquis, que está en todas partes y en ninguna, siempre enfundado en su traje gris ratón ratonero. Cada quince días lo persigue en el Parlamento para explicarle exactamente lo contrario de lo que ocurre. Son sobre todo tres asertos con los que el Matrix psocialista pretende trampear la realidad más evidente. Los tres formaron parte del discurso de ayer del señor Smith, perdón, del señor Franquis:

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