Caen las primeras hojas de otoño junto a los goles que hacen respirar a Baraja. Como si del buen maestro se tratara, ante una clase con problemas, la sabiduría del Pipo puede intuir mejor que nadie las teclas que hay que tocar en los momentos delicados. El equipo vuelve a mostrarse comprometido sobre el césped, pero el club no muestra ningún afán de trascender, más allá de aspirar a salvar la categoría. 

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