Era la pieza del tablero que se veía claro que acabaría saltando. La de Antonio Hernando. El número dos del Gabinete de Pedro Sánchez en la Moncloa pasa al ministerio del que hasta ahora era su jefe, Óscar López. Se convierte en el nuevo secretario de Estado de Telecomunicaciones e Infraestructuras Digitales. En la mano derecha de López, solo que en un nuevo destino, en su mismo departamento. Pero con el cambio, y no es el único, se confirma el desmantelamiento del equipo de confianza del presidente del Gobierno en la Moncloa. Comienza una nueva etapa, y la simboliza la salida de los dos pilares del líder socialista del centro de poder del Gobierno, la marcha de López primero y de Hernando después al Ministerio para la Transformación Digital y de la Función Pública.

El corrimiento de placas en el Gobierno es consecuencia de la designación de José Luis Escrivá como gobernador del Banco de España. Sánchez aprovechó su elección para rediseñar la Moncloa: promocionó al que era su director de Gabinete desde julio de 2021, Óscar López, para hacerse cargo de la vacante de Escrivá —tomó posesión el 6 de septiembre pasado—, con la intención de darle más cariz político a su Ejecutivo. Porque el presidente, decían en el partido, necesitaba más escuderos, primeros espadas que defiendan su gestión. Y López es un pata negra del PSOE, no un tecnócrata como Escrivá. Un perfil radicalmente distinto. Sánchez entonces encomendó la jefatura de su Gabinete al historiador Diego Rubio, que había ido escalando desde su entrada en la Moncloa en febrero de 2020.

El segundo movimiento desencadenado por la marcha de Escrivá sigue ahora. López se lleva a su departamento a quien era su director adjunto en la Moncloa, a su número dos, a Antonio Hernando Vera (Madrid, 1967). Este martes, el Consejo de Ministros, como adelantó El País y confirmaron fuentes muy próximas a López a este periódico, lo nombrará secretario de Estado de Telecomunicaciones e Infraestructuras Digitales. Un cargo que ocupaba hasta ahora la socialista murciana María González Veracruz. Ella no sale del ministerio: asumirá la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial (SEDIA).

La que era su titular desde el pasado enero, Maite Ledo, se marcha con Escrivá al Banco de España. Ledo, doctora en Análisis Económico y con una larga trayectoria en el mundo financiero, era una persona de la total confianza del nuevo gobernador: fue su directora de Gabinete desde 2021 hasta 2023 —primero en el Ministerio de Inclusión y luego ya en Transformación Digital— y, ya en enero de 2024, se encargó de la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, después de la renuncia de Carme Artigas, quien fue una de las muñidoras de la ley europea de inteligencia artificial.

Por tanto, Ledo pasa al Banco de España, su sitio en la SEDIA se lo queda González Veracruz y el puesto de esta, Telecomunicaciones e Infraestructuras Digitales, será el ocupado por Hernando. Además, Óscar López integrará en su equipo en el ministerio a la socialista madrileña Pilar Sánchez Acera. Ella era, a su vez, la directora de Gabinete de Óscar López en la Moncloa. El Consejo de Ministros nombró la semana pasada a la jefa de Gabinete del nuevo ministro para la Transformación Digital, a Julia Gracia. Sánchez Acera formará parte de ese equipo de asesores comandado por Gracia. Esta, a su vez, había sido la mujer de confianza de Hernando en la Moncloa. Es decir, que el núcleo directivo que operaba en Semillas —el edificio que en el complejo presidencial de la Moncloa concentra al Gabinete del presidente del Gobierno— salta a Transformación Digital: López, Hernando, Gracia y Sánchez Acera.

Una relación zigzagueante

Y es que con el aterrizaje de Rubio en los mandos del Gabinete, un hombre joven —nació en Cáceres, en 1986—, sin carné del PSOE y sin trayectoria orgánica, la persona que quedaba más descolgada era Antonio Hernando. Precisamente él, otro pata negra del partido. Hernando, López y Sánchez eran conocidos como los chicos de Pepe Blanco, porque los tres ingresaron en Ferraz a comienzos de los años 2000 a las órdenes del que era el todopoderoso secretario de Organización del PSOE. Pero su relación se resquebrajó en 2016, cuando Sánchez fue defenestrado por los notables del partido. López se convirtió en uno de los activos del tercer candidato en liza de las primarias de 2017, Patxi López, y de hecho le dirigió su campaña, mientras que Hernando continuó como portavoz parlamentario en el Congreso por decisión de la gestora liderada por el entonces presidente asturiano, Javier Fernández.

Cuando Sánchez conquistó la Moncloa en 2018, nombró a López como presidente de Paradores. Pero en la remodelación de su equipo de julio de 2021, se deshizo de Redondo y lo proyectó como director de su Gabinete. Apenas tres meses más tarde, solemnizó su reconciliación con Hernando, y lo nombró director adjunto de Gabinete, como dos de López en la Moncloa. Ambos han llevado el peso de la dirección estratégica y política del Gobierno en estos tres años, eran los fontaneros del presidente con mayor peso. Los dirigentes de su mayor confianza, junto con la vicepresidenta primera, María Jesús Montero; el ministro de la Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, y en el partido, el secretario de Organización, Santos Cerdán. Ahora, por tanto, López y Hernando salen de la esfera de la Moncloa para hacer tándem en Transformación Digital. El nuevo ministro está por el momento teniendo un protagonismo político mayor que su predecesor, y lo ha ido demostrando en sus primeras entrevistas y declaraciones públicas, ejerciendo de azote del PP, dándole por tanto un perfil más político y menos técnico a su departamento.

La salida de Hernando de la Moncloa se daba en el partido por descontada, ya que su perfil no tenía nada que ver con el de Rubio. Tiempo atrás se especuló con que podía ascender a ministro —era el eterno candidato a titular de Interior, porque creció políticamente como mano derecha de Alfredo Pérez Rubalcaba, y es un dirigente de su escuela—, pero por ahora se queda en una estación anterior, la de secretario de Estado.

Comienza una nueva etapa en el Gabinete de la Moncloa. Su tercera vida, tras la primera de Redondo (2018-2021) y la segunda de López (2021-2024). Pero con la partida de este y de Hernando queda resentida la comunicación, el engranaje entre el Gobierno y el partido, precisamente una conexión que sí había sido muy valorada en el PSOE en estos años, ya que la relación con Redondo se había agrietado mucho. Ese hilván se pierde, al menos por el momento. El foco se posa ahora en los nombramientos que efectúe Rubio y la recomposición que él haga del Gabinete, una pieza clave en la sala de máquinas del poder.

Partido y Ejecutivo están ahora sumergidos en una vorágine de cambios. Porque Sánchez introducirá cambios en la dirección del PSOE con el 41º Congreso Federal —que se celebrará en Sevilla del 29 de noviembre al 1 de diciembre—, intentará forzar parte de la renovación en los territorios y acometerá ajustes en su propio Gobierno. Uno seguro es el relevo de Teresa Ribera al frente de Transición Ecológica y Reto Demográfico. Ella partirá en unas semanas hacia Bruselas, como nueva y poderosa vicepresidenta ejecutiva de Transición Limpia, Justa y Competitiva y como comisaria de Competencia. Quedan muchos cambios por venir, pero el presidente ya está moviendo importantes piezas de su tablero.

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