En la guerra en Oriente Próximo que Israel lanzó tras los ataques de Hamás hace casi un año y que golpea Gaza se aleja cada vez más la idea de un alto el fuego; muy al contrario, se ha abierto un peligroso nuevo frente en Líbano. En el conflicto que Rusia desató en febrero de 2022 con su última invasión de Ucrania flota, como siempre, el temor a una escalada. Sudán sigue desangrándose en una guerra civil que amenaza con crear una hambruna de proporciones históricas. Y con esos tres frentes bélicos abiertos, máximos pero no únicos exponentes del caótico y violento momento geopolítico global, en que también crece la ansiedad sobre el futuro de las democracias, Naciones Unidas llega a su gran cita anual en la sede de Nueva York con dudas subrayadas sobre su efectividad ante esas y otras crisis y planteándose su propio camino de futuro.

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