El caballo de Przewalski, también conocido como takhi, es descendiente directo de los primeros caballos domesticados en la prehistoria (de hecho, aparecen representados en pinturas rupestres), y solo quedan unos 2.000 o 3.000 ejemplares en estado natural en todo el planeta, repartidos por Mongolia, China y Rusia, así como en algunos zoológicos.
El animal quedó prácticamente extinto en el siglo XX y solo quedaban unas pocas docenas de ejemplares en zoológicos, desde donde fueron liberados en la naturaleza mongola por un colectivo naturalista. Su recuperación fue rápida, pero así y todo sigue estando considerado como en peligro de extinción.
España está jugando un papel protagonista en la recuperación del caballo de Przewalski, sin duda una de las joyas de la biodiversidad mundial. La ONG Rewilding Spain está impulsando un programa para ampliar la población de esta subespecie (aunque algunos científicos sostienen que es una especie) de equino salvaje. La finca que esta entidad tiene en Villanueva de Alcorcón (Guadalajara) cuenta actualmente con 26 ejemplares, llegados a partir de mayo de 2023, y que se encuentran en el monte público de este municipio, en un territorio de 5.700 hectáreas.
En estos momentos, sin embargo, los caballos se mueven en un recinto de unas 200 hectáreas delimitado con un cercado eléctrico, pero su favorable aclimatación al terreno hace que esté previsto levantar dicho cercado próximamente para que los animales puedan moverse en total libertad por las 5.700 hectáreas de la finca, según explica Pablo Schapira, director de proyecto de Rewilding Spain.
Aparte de los 26 ejemplares que ya hay, está prevista la llegada de otro grupo de 15 ejemplares a finales de este año. Las dos primeras manadas llegaron de Francia y Hungría, respectivamente.
La única manada en libertad de toda Europa occidental
La importancia de los caballos de Przewalski de Guadalajara es que constituyen el grupo más numeroso de toda España y, cuando se levante el cercado, será la única manada que se moverá en libertad en toda Europa Occidental. Solo en la zona de exclusión de Chernóbil (Ucrania) hay una manada amplia.
Aparte de la importancia que tiene contribuir a recuperar una variedad en peligro de extinción, Rewilding Spain destaca que, con su alimentación y movimientos, los caballos retiran biomasa, lo que contribuye a prevenir los incendios forestales. Pero también se busca un impacto positivo sobre la población: “Estos caballos se están convirtiendo en un gran reclamo para los amantes de la naturaleza, lo que está abriendo oportunidades para el ecoturismo, la educación ambiental y el desarrollo socioeconómico del territorio”, señala Shapira.
“Por desgracia, la legislación española no permite la presencia de caballos salvajes y, por lo tanto, no se puede realizar una reintroducción en el medio natural”, afirma el portavoz de esta entidad. Los animales “están bajo el régimen de ganadería extensiva, porque no hay otra manera de hacerlo por el momento. Queremos que la presencia de estos caballos en Villanueva sirva para mostrar a las comunidades y a las autoridades, con evidencias científicas, los beneficios ecológicos y socieconómicos de estos animales, para que se produzcan los cambios legislativos necesarios para permitir que en un futuro puedan formar parte de la fauna salvaje del medio natural”, añade.
Los científicos, de momento, no se ponen de acuerdo sobre el caballo de Prezewalski o takhi es una especie o una subespecie. En cualquier caso, este caballo se diferencia de la mayor parte de sus congéneres domésticos por la estructura de su cráneo, en el que su morro es convexo, a diferencia de la mayoría de razas domésticas, que es cóncavo. Es de pequeño tamaño, con patas proporcionalmente más cortas, una estructura corporal maciza, cola larga y cabeza más grandes comparada con el resto del cuerpo.
Durante el pleistoceno, este caballo vivía en gran parte de Asia, mientras que en Europa habitaba otra muy similar, el tarpán, que se extinguió en el siglo XIX.
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