El primer desembarco se detectó a finales de agosto. Decenas de mercenarios rusos aparecieron en las calles de Malabo, la capital de Guinea Ecuatorial. Pertenecían a la empresa militar privada Wagner, ahora renombrada como África Corps y controlada por el Kremlin, según confirman fotografías obtenidas por este diario, fuentes guineanas y diplomáticas y expertos en la zona. 

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