Ni euforias ni exhibicionismo. Prudencia y humildad. Es la consigna que ha dado el president Salvador Illa tanto al Govern como al PSC para un mandato que quiere empezar con buen pie. Es consciente de que gobierna en minoría y que un acto de ostentación de poder, pese haber recuperado la Generalitat 14 años después, no conviene cuando la estabilidad depende de los pactos, en este caso, con ERC y los Comuns. Bien lo sabe el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que acusa en estos momentos la fragilidad de su aritmética en el Congreso por las zancadillas con las que amenaza Junts, pero también por las ampollas que levanta la financiación singular prometida a Catalunya.
Este domingo será la primera Festa de la Rosa en la que ambos dirigentes podrán exhibir tándem de presidentes. El tradicional gran encuentro de arranque del curso político de los socialistas catalanes en Gavà servirá para que los también líderes del PSC y el PSOE reclamen que los dos partidos estén «fuertes» y cohesionados para apuntalar los dos gobiernos por más turbulencias que se avecinen.
Hace 365 días, Sánchez estaba enfrascado en una ardua negociación con Junts para que Carles Puigdemont le diera el sí a la investidura a cambio de una ley de amnistía y el Govern de Pere Aragonès pretendía aprobar unos presupuestos que le permitieran agotar la legislatura catalana. Lo primero, prosperó pese al camino tortuoso que está suponiendo para los independentistas que los tribunales apliquen la amnistía. Lo segundo, se fue al traste y el Govern ha acabado en manos de Illa, mientras ERC está ahora en la oposición sumida en una profunda crisis interna, al mismo tiempo que es puntal imprescindible tanto en el Parlament como en el Congreso.
Equilibrios frágiles
Los equilibrios son frágiles tanto en Barcelona como en Madrid; y a las turbulencias que supone que la amnistía no opere sobre Puigdemont, se añade ahora el elefante de la financiación singular. La gran carpeta que necesita Illa para compactar su relación con los republicanos y garantizarse la estabilidad se esboza, a su vez, como un torpedo para el PSOE. Así que a Sánchez y al PSC les tocará contemporizar para lograr el punto medio que les permita resistir en la Moncloa y en la Generalitat. El PP está subiendo al máximo los decibelios para tratar de impedirlo aprovechando la amenaza de Junts de descolgarse definitivamente de la mayoría de la investidura.
El desenlace de los presupuestos estatales y catalanes serán una prueba del algodón en los dos frentes. Pero, ajenos aún a lo que depare la política en los próximos meses con la financiación en el epicentro, Illa y Sánchez se entrelazarán este domingo de nuevo las manos para reivindicar la nueva etapa que presumen de haber abierto en Catalunya a pico y escarpa con diálogo y la desjudicialización del ‘procés’. El encargo del president de la Generalitat a la dirección de su partido es que, más allá del aterrizaje en el Govern, la organización no desfallezca y reme a favor en unos meses que no serán fáciles en la órbita socialista.
La simbiosis PSC-PSOE
Y el objetivo de Sánchez a corto plazo es superar sin sobresaltos el congreso de finales de noviembre, para el que desde Ferraz se ha reclamado a los secretarios de organización que dejen al margen el debate sobre la financiación porque este irá para largo, informa Juan Ruiz Sierra. Hasta ahora, el PSC de Illa y el PSOE han actuado en simbiosis. Con una relación afianzada con el presidente del Gobierno en su etapa como ministro de Sanidad al frente de la gestión de la pandemia, el líder catalán se ha convertido en el principal barón de Sánchez. Y viceversa. Porque también el hecho de que Sánchez esté en la Moncloa ha sido determinante para que el PSC haya recuperado el Govern.
Por eso, por mucha contención que se pida a la militancia para que no alardee en exceso del ciclo electoral positivo, será inevitable que la tradicional Festa de la Rosa se convierta en una celebración para las bases tras más de una década de ‘procés’. De hecho, con la mayoría independentista hecha añicos, los socialistas catalanes ostentan en estos momentos su mayor cota de poder institucional, con la guinda al pastel que supone la triangulación entre el Govern, el Ayuntamiento de Barcelona y la Moncloa que para nada estaba garantizado hace tan solo un año.
Campaña para sumar afiliados
«Desde la victoria del 12 de mayo hemos crecido en militantes. Ya veníamos de una tendencia al alza desde antes», explican fuentes de la dirección del PSC, que aseguran que trabajan para que el encuentro de este domingo sea multitudinario con el propósito de que Sánchez e Illa se sientan arropados. Allí mismo pondrán en marcha una nueva campaña para sumar afiliados -se acercan a los 14.000- bajo el lema ‘Más fuerza para gobernar’, lema que entronca con el mensaje con el que, ahora como president, Illa se codeará con sus militantes entre migas, paellas y fideuás.