Ensayo general en Brandemburgo, donde las encuestas dan un empate técnico entre los socialistas, que gobiernan ese territorio desde hace 30 años, y Alternativa por Alemania. «Es el único que propone soluciones a mis problemas», decía un adolescente que vota por primera vez y que asistió al cierre de campaña del partido de extrema derecha. La otra cara, en Potsdam. «Proponen soluciones mágicas, pero no las hay», dice una joven que espera frenar con su voto el avance de los ultras, una realidad que ya condiciona la política alemana. Los resultados en Turingia y Sajonia forzó al Gobierno de Scholz, socialdemócrata, a poner controles fronterizos para controlar la entrada de inmigrantes y que molestó a otros socios europeos por no respetar el Espacio Schengen.