Era ganar o ganar, no había otra. Y fue un empate, que de poco vale al Atlético, aunque suene un tanto catastrofista a estas alturas de la película. Se ha acostumbrado el equipo de Simeone a cerrar las jornadas, sabiendo, por tanto, lo que han hecho Barça y Madrid, que por lo general viene siendo siempre lo mismo: sumar de tres. Y ante la presión de ese ritmo frenético, y también ante el empuje del Rayo y Vallecas, tembló. Y aunque reaccionó, se quedó a medias en su intento de remontada (1-1), cediendo un empate que le deja a seis puntos del liderato.
Simeone rotó en Vallecas
Rotó Simeone, que rescató al señalado Sorloth y a Gallagher para el once y dio descanso a tres pilares como Le Normand, Giménez y Griezmann. El resto, los habituales, con Julián repitiendo titularidad y Lino recuperando su sitio. Se presentó valiente el Rayo en su campo de inicio. O más que valiente, una pizca suicida, tratando de arrollar a un Atlético quveníaia del esfuerzo europeo del jueves . A los tres minutos ya habían podido marcar los dos equipos.
La tuvo el Rayo con un disparo lejano de Unai que repelió seguro Oblak. Y la tuvo en la respuesta Sorloth, al que Llorente dejó solo delante de Cárdenas tras un desajuste defensivo de los vallecanos. Pero el noruego se embolicó y dio tiempo a que MATumin le robara la cartera, mosqueando a un Llorente que se desgañitaba pidiendo de vuelta la bola. Tres cuartos de lo mismo le ocurrió a Julián minutos después, al quedarse también solo en carrera delante de Cárdenas. Se tropezó, como Sorloth, mandando al limbo otro acercamiento. Más acertado estuvo unos minutos después el argentino, cuando reventó la escuadra de Cárdenas con un trallazo marca de la casa desde el pico del área.
Avisos que no menguaron el ímpetu y la valentía inicial del Rayo, que no renunció al tú a tú, planteando un partido de ida y vuelta en el que el Atlético no terminaba de encontrarse. Y que llevó a los vallecanos a encontrar el premio superada la media hora de juego, cuando Isi embocó a placer un disparo cruzado de Ratiu tras una gran jugada de De Frutos. No cejó en su empeño el Rayo, que tras el gol encerró al Atlético en su área en el tramo final de la primera parte. Y a punto estuvo de ampliar su ventaja. No había tiempo que perder para el Cholo, que recurrió a sus dos salvavidas habituales nada más arrancar el segundo tiempo. Se quedaron en la caseta Llorente (dosificación de cargas) y Lino, y entraron Griezmann y Correa.
Empate de Gallagher
Juntó Simeone cuatro puntas, y el experimento funcionó a la primera. Pero el que marcó no fue un punta, paradójicamente. Un balón al espacio, otro más, cayó en las botas de un Sorloth que esta vez sí, templo y tomó la decisión correcta. Vio la llegada desde segunda línea de Gallagher, que de primeras ajustó al palo para empatar. Ha caído de pie el inglés en el Atlético, con el que ha hecho Super Like, que diría un usuario de Tinder. Integrado, y valorado tanto por Simeone como por la afición, ha despejado cualquier tipo de dudas sobre la integración de un plumazo, y ya es un fijo en un equipo que necesita de sus virtudes para ser competitivo.
El empate nada más empezar en segundo tiempo sentó bien, como era imaginable, al Atlético. Se olvidó Simeone de la defensa de cinco, acomodó a Julián y a Correa en los costados, y curiosamente, con más delanteros en el campo, reordenó a su equipo y frenó las acometidas del Rayo. A cambio, se confió y se vio tan superior que se durmió. Como si confiara demasiado en que el segundo iba a acabar llegando tarde o temprano, dejó madurar demasiado el choque. Dominaba, pero no mordía, y el reloj se le echó encima. Y cuando quiso darse cuenta, ya era demasiado tarde.
Las tuvieron a última hora Julián, con otro disparo lejano, y Correa, remachando en área pequeña blando y a las manos de Cárdenas. Pero no acertaron y, así como quien no quiere la cosa, al Atlético se le empezó a escapar el tren de LaLiga.