El turismo, pilar de la economía española, mutará debido al cambio climático, hasta el punto de que desplazará la demanda del sur y este del país al norte y hará que los visitantes se repartan a lo largo del año huyendo de la «temporada alta», que ahora coincide con los meses de más calor, según un informe de BBVA Research.
Por sus actuales condiciones climáticas, en España, segundo destino turístico del mundo por detrás de Francia y que este año podría recibir la cifra récord de 90 millones de visitantes internacionales, el turismo depende en gran medida del segmento «sol y playa».
Sin embargo, a medida que aumenten las temperaturas globales o varíe el régimen de precipitaciones y la frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos, el atractivo tradicional de estos destinos puede disminuir, provocando cambios en la demanda que podrían tener consecuencias económicas de gran alcance, advierte el estudio.
Hasta el 7 % menos de demanda en 2100
Por ello, el cambio climático será un factor determinante en la distribución estacional y geográfica de la demanda turística, de forma que, a finales de siglo, el patrón cambiará de Sur-Este-Norte a Norte-Sur-Este.
Así, las provincias costeras del Norte se beneficiarán de los cambios del cambio climático en el turismo y las regiones del Sur y del Este experimentan notables descensos de la demanda, especialmente en escenarios de mayor calentamiento. Por su parte, el turismo urbano se verá menos impactado.
En función de diferentes escenarios de emisiones y temperatura (dependiendo de un menor o mayor calentamiento y más o menos emisiones de CO2), España podría perder entre el 0,3 y el 7 % de la demanda turística en 2100 frente a 2024-2030.
En un escenario de emisiones futuras de bajas a moderadas, equivalente a un aumento de la temperatura de 2,8 grados en 2100 respecto a los niveles preindustriales, el descenso neto nacional sería relativamente pequeño (0,6 %), pero los impactos provinciales ya serían visibles.
Según la misma fuente, en el escenario de calentamiento más severo, con un aumento de la temperatura de casi 4,8 grados, la demanda caería el 7 % en el conjunto de España.
Baleares -27% vs Asturias + 7%
Los efectos previstos son más pronunciados en la costa mediterránea y meridional, como Baleares (destino favorito de los extranjeros), que podría ver caer la demanda en verano un 60%, con una recuperación parcial en otoño, lo que llevaría a un descenso neto global del 27,4 %, en un escenario severo de emisiones.
En su conjunto, la costa mediterránea registraría una pérdida neta del 10 % para final de siglo, en tanto que Canarias se enfrentaría a un descenso del turismo durante el verano que se extendería hasta el otoño, con una pérdida neta de la demanda del 3,2% en Santa Cruz de Tenerife y del 4 % en Las Palmas.
Por su parte, las provincias del norte y los destinos basados en la naturaleza podrían beneficiarse de este cambio en la demanda, lo que se traduciría en un aumento general del turismo (5,8 %), especialmente en las temporadas altas.
El las zonas costeras del norte, el mayor aumento de la demanda se daría en Asturias, con casi un 7 %. En Pontevedra, la subida sería del 3,5 %. Por su parte, el turismo de montaña y naturaleza, sufría menos los efectos del calor, con un aumento del 0,6 %.
En cuanto al turismo urbano, el informe señala que al incluir más actividades «de interior», como las culturales en Madrid, su sensibilidad es menor a las condiciones climáticas, aunque podría verse beneficiado por un menor interés por el del «sol y playa».
Del verano a la primavera
El estudio también destaca el potencial de desestacionalización del turismo, con la primavera convirtiéndose en una estación más favorable para viajar.
Este cambio podría ayudar a aliviar la presión en determinadas zonas por el turismo de verano, eso sí, siempre que se apoye con las medidas políticas necesarias y la inversión en infraestructuras, añade el informe.
«El informe pone de relieve los retos que plantea el cambio climático para el sector turístico español, especialmente para las zonas turísticas tradicionales de playa en verano de las provincias del sur y del Mediterráneo. Aunque se prevé que el futuro impacto global sea negativo, el potencial de desestacionalización y diversificación regional también ofrece oportunidades de crecimiento económico».
Para mitigar los efectos adversos, «la industria turística debe adaptarse promoviendo los viajes fuera de temporada alta, desarrollando infraestructuras sostenibles y diversificando las atracciones turísticas más allá del turismo de playa para garantizar la resistencia a largo plazo del sector turístico español», concluye el estudio.
Estudio íntegro: https://www.bbvaresearch.com/en/publicaciones/spain-the-impact-of-climate-change-on-tourism-demand-in-spain/