La escritora Sabina Urraca (San Sebastián, 1984) ha estado en Santiago para presentar su nuevo libro, El Celo en la librería Numax. Es una novela sobre la animalidad del deseo y el miedo a nombrar, según señala la editorial Alfaguara. Antes, Sabina visitó Pontevedra (Paz) y A Coruña (Berbiriana). Y este sábado está en Lugo (librería Trama; 12 h.). Inició su gira tras “cinco días en A Illa” para dar un taller de escritura creativa y participar en la presentación de Jarroa, libro de Andrea Fernández Plata, publicado por Caballo de Troya durante la etapa de Urraca como editora en ese sello.
Premio
Afincada en Madrid desde hace más de 20 años, y crecida en Tenerife, Sabina Urraca escribió antes Las niñas prodigio (2017; lanzada por Fulgencio Pimentel), obra ganadora del premio Javier Morote, otorgado por la Cegal (Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros) y Soñó con la chica que robaba un caballo (2021; Lengua de Trapo), pero esa experiencia previa no evitó que la creación de El celo acabará en barco algo varado que, eso sí, remontó el rumbo gracias al viento a favor de una beca Leonardo (BBVA), dotada con 40.000 euros.
El impulso de una beca
“La beca me permitió decir que no a dar talleres, charlas, presentar libros de otras personas, y otras cosas que me encantan pero de las que, de vez en cuando tienes que descansar para poder escribir. Esa beca del BBVA estuvo muy bien y además estuve en la Costa Brava gracias a una beca de la Fundación Finestres que me ayudó mucho también”, señala en charla con EL CORREO GALLEGO en el hall del Hotel Eurostars Araguaney en cuyo interior nos cruzamos con Xoel López, que acaba de anunciar un concierto en Santiago (12 de abril de 2025; Capitol), un músico que celebró uno de su recientes cumpleaños publicando en redes una foto con su perro, y… de canes va la cosa. “Hace unos ocho años, en Murcia, me encontré a una perra abandonada, aunque yo no soy la Humana, ni ella la Perra que aparece en la trama de El celo, de pronto, eso se convirtió en una fuente de notas de cosas que yo observaba”, detalla sobre esa semilla luego convertida en novela.
‘El celo ‘ y el reto de su estructura temporal
“Había ahí un tema que me interesaba. Casi con la excusa del celo animal, quería hablar también del celo humano, no solo en lo relativo a lo sexual, si no también haciéndolo extensible a la pulsión romántica, a la animalidad de las relaciones entre seres humanos, en general, no solo en lo afectivo-sexual, si no también a todas las violencias que atraviesan nuestras vidas y comportamientos y pulsiones que responden más a lo animal que a lo humano. Y, a partir de ahí, empecé a crear los personajes y el universo de El celo”, añade sobre la Perra y la Humana, cuyo encuentro casual pone a caminar un libro que avanza cuando la protagonista (de 32 años) conoce a Mecha (“mujer fascinante”) en un grupo de terapia.
Y en esa historia, las idas y venidas del pasado y presente que maneja la autora al urdir su relato ayudan a explicar que El celo exigiera siete años de perseverante dedicación.
“Aunque el desorden temporal también está presente en mis dos novelas anteriores, en El celo fue más difícil que nunca al ser más larga. Hay mucho contenido, se tienen que contar muchas cosas al mismo tiempo y trabajar con la temporalidad de forma que se pudiera leer fácilmente, fue un reto a nivel estructural. Por eso, en ese sentido, este libro es más ambicioso. En la trama hay una mezcla de oscuridad y de humor que yo no me propongo pero que está un poco en como yo siento la vida”, concluye Sabina Urraca.