El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. / EP
Últimamente observo en nuestra política algunos tics autoritarios que me parecen preocupantes.
El primero fue cuando en una reunión interna de su partido Pedro Sánchez dijo que pensaba aguantar en el gobierno «con o sin apoyo de un poder legislativo que tiene que ser más constructivo y menos restrictivo». Me preocupa porque suena a Nicolás Maduro, dicho sea sin ánimo de molestar, porque nadie tiene que dar instrucciones al Legislativo donde reside la soberanía nacional, y porque si se prescinde del Congreso solo queda el recurso al decreto y una cosa es gobernar y otra muy diferente estar en el gobierno, que es lo que sucede cuando no se logra aprobar los presupuestos o legislar.
El segundo ha sido la aprobación por el Consejo de ministros del llamado «Plan de Acción por la Democracia», un batiburrillo ideado por Pedro Sánchez después de que se conocieran acusaciones contra su mujer. Entre objetivos buenos como la reforma de la Ley de Secretos Oficiales hay otros preocupantes como el enunciado por el propio presidente de enfrentarse «a la desinformación, a esa máquina del fango», y defender a «una democracia que está siendo asediada por esas campañas de desinformación y de bulos, presiones a periodistas, corruptelas de algunos que, en fin, tenemos todos en mente». Es curioso porque esta misma semana David Alandete, que fue subdirector de El País, ha revelado que recibió una llamada del propio Sánchez presionándole para cambiar una portada que no le gustaba. Por desgracia lo de escribir las portadas desde un despacho no es nada nuevo pues ya lo hizo José María Aznar cuando en la mañana de los atentados del 11-M llamó personalmente a los directores de los principales periódicos para decirles con total seguridad que habían sido obra de ETA. A mi me parece que la Libertad de Prensa es muy importante y que más que proteger a los políticos de los periodistas, lo que debería preocuparnos es proteger a los periodistas de los políticos.
El tercero es ocultar la verdad para no admitir el dato objetivo de que en una embajada de España se haya presionado a Edmundo González, presidente electo de Venezuela según el Parlamento Europeo, para que reconociera la victoria de Nicolás Maduro tras un descomunal pucherazo. Y encima se dejó que los matones que le habían presionado filmaran la escena como prueba. El embajador de España nunca hubiera debido permitirlo. Una ignominia para Albares. ¿Ha tenido algo que ver el desaparecido Rodríguez Zapatero en esta vergüenza? Más que atrincheramiento se echa de menos una rendición de cuentas transparente.
Algunos creen que democracia es votar cada cuatro años y en medio hacer lo que les conviene al margen de lo que prometieron durante la campaña electoral, sin dar explicaciones, y debemos ser bastante desmemoriados porque les funciona bastante bien. Democracia es más que votar, es cumplir la Constitución, someterse el imperio de la ley, respetar la división de poderes, no interferir en el trabajo del Legislativo o en la independencia del Judicial, es transparencia, mantener los derechos y libertades individuales que tanto ha costado conseguir desde la de prensa e información a las de reunión o de religión, la igualdad entre los españoles… porque elegimos a nuestros gobernantes para que administren la cosa pública y no para que se apoderen de ella en beneficio propio.
Nuestra democracia tiene defectos como la deslealtad de algunos partidos con la Constitución que votamos todos, las listas cerradas, la falta de rendición de cuentas, el gobernar en beneficio del partido y no de los electores, el sectarismo y la polarización que impiden hacer acuerdos transversales en beneficio de todos, la inexistencia de un Senado que actúe como cámara de representación territorial… Son aspectos a mejorar pero lo que se debe evitar sobre todo es el despreció al ciudadano y la tentación autoritaria que prolifera en nuestro entorno con personajes como Trump, Netanyahu, Erdogan, Orban etc. que siembran el terreno para la tarea que se han impuesto dictadores como Putin o Xi de desmontar el orden geopolítico dominado por el capitalismo democrático liberal y sustituirlo por un capitalismo estatalizante que no respeta los valores democráticos y que tan atractivo resulta para muchos países del Sur Global.
Tenemos que estar vigilantes cuando vemos algo que no nos gusta. Y tener el valor de denunciarlo. La democracia tiene defectos pero sigue siendo lo mejor que se ha inventado hasta la fecha para corregirlos y gobernarnos.
