La tranquilidad y seguridad que nos transmiten las costas gallegas a día de hoy no fue lo habitual a lo largo de la historia. La ubicación estratégica de Galicia, que sirve como puerta al Océano Atlántico y como punto de encuentro de territorios como el español, el portugués y el británico, ha provocado que tanto en sus costas como en sus montes se hayan librado infinidad de batallas.
El punto más álgido, bélicamente hablando, tuvo lugar entre la invasión napoleónica y la posterior Guerra de la Independencia Española. A partir de este punto, los ataques extranjeros disminuyeron en gran medida por la mejora en el fortalecimiento de la costa, los cambios en la política internacional y la casi desaparición de la piratería.
Sin embargo, el litoral gallego ya arrastraba siglos de ataques marítimos por parte de piratas y corsarios, principalmente holandeses e ingleses. Uno de los episodios más conocidos dio lugar cuando Francis Drake, uno de los navegantes más temidos de la época, asaltó Baiona por sorpresa en 1585.
El Parador de Baiona, la fortaleza que consiguieron conquistar los corsarios ingleses
Al servicio de la corona británica, Francis Drake y su tripulación lograron asaltar la fortaleza de Baiona en 1585 luego de atacar otras localidades de Galicia y Portugal durante las guerras anglo-españolas. En busca de saquear y desestabilizar las defensas enemigas, el corsario atacó por sorpresa y, pese a la robustez de la defensa y la valentía de los locales, lograron tomar el control de la ciudad durante un breve periodo de tiempo.
Se llevaron provisiones y muchos objetos de valor e incluso tomaron rehenes por los que exigieron un rescate. Luego, abandonaron la villa en dirección a las Islas Canarias, pero, por desgracia, la sombra de la masacre dejó huella tanto en la economía local como en el ánimo de sus habitantes, devastados tras tanta violencia.
Fue precisamente en respuesta a los ataques corsarios y piratas que las localidades costeras comenzaron a reforzar sus defensas, construyendo mejores torres de vigilancia y engrosando la fortificación. Tras la Guerra de la Independencia Española, los ataques cesaron, su utilización empezó a disminuir y terminó abandonada y sufriendo un deterioro significativo.
Con ánimo de no perder tal joya arquitectónica y preservar su historia, en el siglo XX, el edificio fue restaurado y convertido en uno de los Paradores de Turismo de España. A día de hoy, el parador de Baiona es uno de los hoteles más lujosos de la comunidad, donde los huéspedes pueden disfrutar de habitaciones perfectamente decoradas y unas impresionantes vistas al mar.