Inaudito: debates políticos presidenciales en Estados Unidos basados en el aborto. Vomitivo: Convención Nacional Democrática con el regalo envenenado de decenas de abortos allí mismo.

Pero…, ¿a dónde hemos llegado? Del aborto perseguido por ser un crimen, al aborto despenalizado en tres supuestos de casos límite; del aborto libre, al aborto considerado como un derecho. Esto sí: la realidad no hay quien la cambie: el aborto siempre es un crimen abominable. Quitarle la vida a un ser humano inocente es una degradación moral sin nombre, pues no hay maldad semejante y cualquier descalificación se queda corta.

Ahora, organizaciones supranacionales que nadie vota pero que quieren dominar el mundo de la política, pretenden implementar en todos los países la matanza de inocentes en cualquier momento de su gestación, incluso hasta el punto de su nacimiento, bajo el falso nombre de “salud sexual y reproductiva” para que cuele el aborto y llegue a considerarse un derecho. ¿Qué buscan? Reducir la población mundial. Por otro lado, fuerzas sociales cada vez mayores se manifiestan en todos los países por el respeto a la vida humana. El bien siempre triunfa. Además, la tierra es grande y rica, y cabe la multiplicación por varias unidades, de los que somos.

China ha dado marcha atrás, tras su política fracasada del hijo único.

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