Apple ha intentado posicionarse como una compañía comprometida en la lucha contra el hackeo de iPhones por parte de estados y agencias de seguridad.
Hace tres años, la empresa presentó una demanda en San Francisco contra la firma israelí de ciberataques NSO. En aquel momento, NSO fue objeto de investigaciones periodísticas a nivel mundial, convirtiéndose en un símbolo de la lucha de la administración Biden contra el software de piratería y vigilancia de teléfonos móviles.
Hasta 2021, NSO, con sede en Herzliya, era el mayor proveedor mundial de software para hackear teléfonos y espiar a sospechosos, prestando servicios a numerosos países como Emiratos Árabes Unidos, México, India, Francia y Alemania.
No obstante, la empresa ha perdido gran parte de su cuota de mercado, y el gobierno estadounidense ha impuesto severas restricciones a las empresas israelíes de ciberinteligencia, llevando al cierre de algunas de ellas.
Los programas de vigilancia desarrollados por NSO permiten a los servicios de seguridad infiltrarse en los teléfonos de los sospechosos, monitorearlos mediante la cámara, el micrófono, los servicios de localización, y leer sus correos electrónicos y chats.
Aunque estos métodos han sido efectivos para localizar a terroristas, se ha denunciado que regímenes autoritarios han hecho un uso indebido de estos programas para vigilar a opositores políticos. La industria se ha dividido entre empresas que cumplen con los controles de exportación del Ministerio de Defensa, como NSO y Paragon, y aquellas creadas por israelíes en el extranjero que no se ajustan a la ley israelí, como Intellexa.
Una cuestión de seguridad nacional
A principios de esta semana, Apple decidió retirar su demanda contra NSO, citando dos razones inquietantes. La primera está relacionada con la demanda en curso de WhatsApp contra NSO. Según Apple, para respaldar sus acusaciones contra la empresa israelí, necesita documentos que se encuentran en el caso de WhatsApp.
Sin embargo, se supo que las agencias gubernamentales israelíes habían confiscado documentos de NSO, impidiendo que información sensible llegara a manos estadounidenses, según un informe de “The Guardian” citado por Apple en su moción.
Estos documentos aparentemente contenían detalles de acuerdos entre el Estado de Israel, y otros países, con NSO. Dicha información incluiría términos comerciales, características de los pedidos y restricciones impuestas, datos que usualmente solo conocen las partes involucradas y la Agencia de Control de Exportaciones de Defensa del Ministerio de Defensa, y que en última instancia tienen implicaciones de seguridad nacional.
Aunque Apple no emitió una opinión sobre la veracidad de la historia mencionada por “The Guardian”, sí expresó su preocupación de que no pueda obtener la información necesaria para el caso, según informó “The Washington Post”.
Otro motivo, igualmente sorprendente, para la retirada de Apple de su batalla legal con NSO es el riesgo de que las pruebas que Apple tendría que presentar sobre cómo detecta el pirateo de sus teléfonos podrían convertirse en un arma de doble filo, revelando al mundo los mecanismos de protección que emplea. Además, Apple sugirió que las cuentas de los abogados involucrados en el juicio podrían ser blanco de piratas interesados en obtener esta información.
En general, Apple está utilizando su retirada del proceso judicial de manera estratégica para reforzar su imagen y destacar sus capacidades cibernéticas. La empresa subraya la importancia de su habilidad para protegerse no solo contra software espía, sino contra cualquier tipo de ciberataque, argumentando que la información revelada durante el juicio podría atraer la atención de numerosos hackers potenciales.
Apple también resaltó cómo las advertencias especiales enviadas a los usuarios de iPhone, alertándolos de que sus dispositivos habían sido hackeados, contribuyeron a investigaciones por parte de ONG y medios de comunicación, permitiéndoles analizar el código del software y comprender mejor los métodos empleados por las empresas de software espía. Además, mencionó el nuevo “Modo de bloqueo” que limita las posibles formas de ataque a un iPhone.
Finalmente, Apple concluyó que prefiere invertir en el desarrollo de nuevas protecciones para los usuarios en lugar de continuar con la batalla legal contra NSO.