A Amber Thurman le habría salvado la vida un procedimiento rutinario de dilatación y curetaje. Con esa intervención mínima los médicos habrían podido extraer los restos del feto que habían quedado en su útero tras un aborto con medicación y le habían provocado una infección. Pero Thurman, 28 años, sana hasta ese momento, madre de un hijo de seis años, agonizó durante 20 horas esperando en un hospital en las afueras de Atlanta en 2022 a que los médicos tomaran una decisión. Y para cuando lo hicieron ya era demasiado tarde y su corazón se paró en la mesa de operaciones.

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