Cómo ha cambiado Dana Scully, la agente especial del FBI que en los 90 investigaba casos inexplicables junto a su compañero Fox Mulder. Su tímido personaje en ‘Expediente X’ se convirtió en una implacable superintendente detective en ‘La caza’ y, finalmente, en la terapeuta sexual Jean Milburn, una de sus últimas y más populares interpretaciones en ‘Sex Education’. Gillian Anderson (Illinois, EEUU; 1968), además de una galardonada actriz de televisión, cine y teatro (tiene dos Primetime Emmy, dos Premios Globo de Oro, cuatro Premios del Sindicato de Actores y un Critics Choice Award), es desde hace tiempo una reputada activista feminista.
Como su personaje en la serie de Netflix, la actriz no le tiene miedo al sexo, sino que lo usa como arma empoderadora. En 2023 fundó la marca de bebidas naturales G Spot (punto G, en castellano) y el pasado enero fue una de las mejor vestidas en la alfombra roja de los Globos de Oro, a los que acudió con un diseño de Gabriela Hearst con bordados en forma de vaginas.
Poco después, hizo un llamamiento a través del diario ‘The Guardian’ para que las mujeres de todo el mundo le enviaran sus fantasías sexuales más ocultas. La idea era versionar, más de medio siglo después, el clásico de Nancy Friday, ‘Mi jardín secreto’ (1973), una colección de cartas impúdicas donde por primera vez los deseos de las mujeres salían a la luz.
1.800 respuestas ‘hot’
Gillian recibió 1.800 respuestas, de las que al final seleccionó 173 fantasías de mujeres, incluida una escrita de su propio puño y letra, que, como las demás también es anónima. En las 500 páginas de ‘Quiero’ (Temas de Hoy), cada relato se firma con el grupo étnico y/o la nacionalidad de la autora; la religión (y si es o no practicante); su renta anual en libras esterlinas; su orientación sexual; el estado civil, y si tiene o no descendientes.
Lo que más le ha alucinado a la actriz, que confiesa haber leído el manual de Friday para preparar sus papel en ‘Sex Education’ , es que 50 años después todavía sigue habiendo mucha «vergüenza» en torno a hablar de sexo y compartir fantasías sexuales con amigos o parejas. «Había pensado que hoy en día habría menos vergüenza, para mí fue una verdadera revelación», escribe en la introducción. A ella misma, ha confesado en la BBC, también le costó soltarse. «De repente, describir las imágenes que habían estado en mi cabeza por un tiempo, y la acción de hacerlo, agregó un nivel de intimidad que no hubiera esperado, y no hubiera esperado ser tan tímida al respecto».
Escenas de toda condición
Menos sexo no consentido, incestos o ilegalidades, en ‘Quiero’ caben todo tipo de escenas, algunas «peligrosas«, como dominación intensa, sumisión o actos violentos. A juicio de la «comisariada» -la función que se autootorga en este compilatorio-, «sería hipócrita no incluirlas porque son fantasías que tienen las mujeres», especifica. No hay aquí ningún afán científico, como aquel viejo ‘Informe Hite’ de 1976, solo el afán de la autora de «cuestionar las categorizaciones en las que las mujeres se ven metidas a la fuerza».
Por ejemplo, una de ellas que se identifica como mestiza ecuatoriana pansexual y bisexual abre fuego con un «Me gustaría tener pene (…). Me encantan mis tetas y mi feminidad, pero quisiera tener un pene para follarme a una mujer, o a muchas mujeres, con cuidado y protección, aunque también con un deseo feroz, y sentir el placer que sienten los hombres cuando mantienen relaciones con una mujer».
Fieras y lujuriosas
Una tal «inglesa, pagana y bisexual» también se confiesa: «Mi fantasía es que soy una humilde marinera de cubierta en un barco pirata cuya tripulación son todo mujeres. Yo soy hetero. Ellas son mujeres fieras: peleonas, sexis, lujuriosas. Si discutes con ellas, acabas desnuda y azotada. Son todas lesbianas…» Al final acaba «gritando de éxtasis».
Como el final feliz de otra autora, identificada como «rumana, ortodoxa y bisexual», que, antes de morir quiere cumplir su fantasía en una «iglesia vacía,
abandonada o no». «Quiero que un hombre me lo coma mientras estoy tumbada en el altar y mis gemidos de placer llenan ese espacio resonante. Fantaseo incluso con encontrar a un joven sacerdote dispuesto a hacerlo, sin miedo a que su Dios pueda castigarlo».
Otros relatos incluyen la conmovedora historia de una viuda que lamenta no tener ya relaciones sexuales. «Me gustaría que se hablara más sobre el duelo, la pérdida del cónyuge y la sexualidad», pide. Otra en cambio, sueña con tener «sexo muy excitante, sensual y apasionado» con el cantante Harry Styles.
Suscríbete para seguir leyendo