El comercio urbano de Gandia, como en el resto de ciudades, está en crisis. El uso de las nuevas tecnologías para comprar, especialmente entre las personas jóvenes, la falta de incentivos para el relevo generacional entre los ‘botiguers’ de la ciudad y el imparable incremento de los alquileres está generando esa imagen de bajos comerciales cerrados, muchos de ellos en las calles más transitadas de Gandia, que contrasta con las superficies comerciales que sí reciben visitantes, especialmente en fines de semana.

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