Hasan Nasralá ha anticipado el discurso que tenía previsto para el aniversario del 7 de octubre. El líder de Hizbulá ha reconocido que la oleada de ataques sufrida por sus milicianos en las últimas 48 horas le ha obligado a comparecer ahora. Nasralá ha dicho que han sido «dos jornadas aciagas», pero que lo superarán. «Es un acto de guerra y una declaración de guerra de Israel contra el pueblo libanés». Ha asegurado que las operaciones de Hizbulá en el sur del Líbano seguirán hasta que Israel no se retire de la Franja de Gaza.

Ha reconocido que el ataque «no tiene precedentes en la historia de nuestra lucha contra el enemigo» y que «es un acto criminal «sin precedentes en ningún otro país, una masacre», perpetrada con Israel con intención de causar miles de víctimas.

Ha insistido en que Hizbulá lucha contra Israel y contra EEUU, «superpoderes tecnológicos». Ha señalado que «no pueden dejarse llevar por este duro golpe». Y ha añadido: «Os aseguro que no van a conseguir que nos arrodillemos, sino que contraatacaremos con más perseverancia».

Como consecuencia de las últimas explosiones de buscas y walkie talkies, han muerto 37 personas, la mayoría milicianos de Hizbulá, y han resultado heridas cerca de 3.000, según el Ministerio de Salud Pública libanés. Las oleadas de ataques se atribuyen a Israel, que ha desplazado tropas al norte, algunas de ellas desde Gaza.

El ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant, dijo el miércoles que había empezado «una nueva fase de la guerra» y que el centro de gravedad se había desplazado al norte. Más de 100.000 personas, a uno y otro lado de la frontera entre Israel y el Líbano, se ha visto forzadas a desplazarse por los ataques de uno y otro lado.

El objetivo en los dos casos han sido milicianos de Hizbulá, que dejaron de usar los móviles desde que en febrero pasado Nasralá advirtiera del riesgo de que fueran interceptados por los servicios de Inteligencia israelíes. Por ello, adquirieron miles de buscas a una empresa con base en Budapest que fabricaba un modelo made in Taiwan. La firma sería israelí finalmente.

Hizbulá es un enemigo que entraña más desafíos para los estrategas militares israelíes. Tendría en su poder unos 150.000 cohetes preparados para ser lanzados sobre el norte de Israel, un arsenal que reduce considerablemente la efectividad de la Cúpula de Hierro. Hizbulá cuenta con unos 50.000 combatientes.

El ministro de Salud, Firas Abiad, ha explicado en rueda de prensa en Beirut que las detonaciones ocurridas el miércoles fueron de más intensidad y tuvieron un mayor «impacto sobre las víctimas» que las del martes, muy espectaculares, ya que fueron las primeras en las que se emplearon los buscas de los milicianos. El miércoles perdieron la vida 25 personas y el día anterior 12, incluidos dos niños.

«Esto es considerado un crimen de guerra, porque los mártires murieron en zonas civiles, no en frentes de guerra», ha denunciado el ministro, según informa Efe. El gobierno libanés se hará cargo del tratamiento.

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