Nataliya Solomykina, la mujer ucraniana de 38 años desaparecida el pasado 25 de abril en València y de quien la Policía Nacional sospecha que ha sido asesinada, quería desesperadamente regresar a Ucrania, de donde había huido, como tantos otros compatriotas, poco después de que Vladímir Putin ordenase la invasión de su país vecino hace dos años y medio, en febrero de 2021, desencadenando una guerra sin cuartel que continúa en marcha y que está lejos de llegar a su fin. Pero su marido, en edad de ser llamado a filas, no quería. Ese parece ser el detonante del conflicto que la pareja vivía desde hacía tiempo y que les llevaba a tener discusiones cada vez más agrias. Pero hay más.

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