Noche para la historia. Una noche que quedará enmarcada en los libros de la historia del Girona. Y en los corazones de jugadores, staff y aficionados. No era para menos. No todos los días puede uno decir bien alto que ha disputado un partido de Champions League. El equipo resistió como nunca, dejó detalles de calidad con balón y estuvo a punto de sacar un punto de oro en París.
Cerca de 1.000 aficionados ‘gironins’ se desplazaron a París. En avión, en autocar… con pocas horas de sueño pero con una ilusión que ni cabía en sus cuerpos. El Parque de los Príncipes fue de menos a más y se hizo notar durante todo el partido.
‘Stuani y diez más’ conformarían el primer once del Girona en la Champions. Además del charrúa, Arnau, Krejci y van de Beek eran las otras tres novedades en la apuesta de Míchel. Luis Enrique, sin embargo, sacó su once de gala, comandado por su tridente de confianza: Barcola, Dembélé y Asensio.
Sonó el himno que pone la piel de gallina a todo aficionado de este deporte y el balón echó a rodar. El PSG no dudó y quiso sorprender de primeras, y a punto estuvo de celebrar esa decisión. Barcola se metió en el área, sorteó a un par de rivales y Miguel la rebentó antes de que llegar ningún invitado poco grato. No había transcurrido el primer minuto de partido y los locales ya avisaban.
Los de Luis Enrique se hicieron dueños y señores de la posesión de balón, con Vitinha como director de orquesta, Fabián moviéndose entre líneas, Achraf ocupando zonas interiores – como Miguel – y dejando las bandas para los extremos galos.
El escenario imponía, y qué decir del rival. Algo que no le importó a un Girona que no se arrugó un pelo y no renunció a su idea. La jugada empezaba desde atrás, con la intervención de Gazzaniga si hacía falta. Se acercaban Bryan, Tsygankov, o incluso Stuani, a ayudar a limpiar la acción.
La presencia de Krejci se notó una barbaridad. Imponente y ganador en el juego aéreo, preciso con balón y corrector. Cortó, de hecho, un par de ocasiones que prometían. Y la presión del bloque era altísima, Donny e Iván lideraban ese esfuerzo, dejando a Stuani algo más retrasado.
Las acciones de peligro del PSG iban a llegar, tarde o temprano. Poco antes de alcanzar el primer cuarto de hora, Zaïre-Emery protagonizó la ocasión más clara de la primera mitad. Achraf controló en carrera y se la puso en la frontal, pero el balón impactó en el checo. Instantes después, disparó cruzado Asensio, que tuvo que abandonar el césped poco antes del descanso, y dejó su lugar a Kolo Muani.
Los de Míchel resistieron de maravilla al dominio parisino y poco a poco, con paciencia, iban tomando aire con el balón. Tanto, que a la media hora de juego hilaron una acción larguísima. Retrasando el balón si hacía falta, para recuperar sensaciones. Y mantuvo su portería a cero.
La segunda mitad, sin embargo, arrancó con el guion opuesto. El Girona se vino arriba y intimidó algo más a Sáfonov. Descargó de maravilla Stuani a Bryan Gil, pero Marquinhos fue imperial al suelo. Poco después, el charrúa la dejó de cabeza y a van de Beek le faltó poco para empalmarla de volea.
Cuando mejor estaba el equipo, casi los ‘mata’ Dembélé a la contra. Tenía todo el campo para él, su zancada iba dejando a Krejci atrás y en las gradas ya se cantaba el gol. Y el checo, colosal en su debut, fue al límite y le negó el gol.
Míchel dio entrada a Portu y Danjuma para que sustituyeran a unos fatigados van de Beek y Portu. Luis Enrique hizo lo propio, pero introduciendo tres refrescos a la vez: Kang-in Lee, Joao Neves y Doué por Vitinha, Fabián.
Pasaban los minutos y al Girona no le quedó otra que encerrarse atrás y defender el fuerte con uñas y dientes. El PSG apretaba y la tensión se apoderaba de los cuerpos de los aficionados ‘gironins’. Jhon Solís y Yaser entraban para dar algo de oxígeno, pero tocaba sufrir.
Gazzaniga se tomaba su tiempo para sacar – y vio la amarilla -, los pitidos no cesaban en las gradas y tanto Doué como Dembélé sembraban el miedo cada vez que tocaban el balón. Kolo Muani perdonó lo imperdonable y Dembélé mandó un disparo desde la frontal a las nubes. Se sudó muchísima tinta y de la manera más inesperada posible, Nuno Mendes batió a Gazzaniga y dio la victoria al PSG.