En los últimos tiempos han acontecido una serie de hechos que deberían ser tenidos en cuenta por nuestro equipo de gobierno: vallas que se eternizan, hundimientos de calles, desbordamientos y roturas, todo ello señales inequívocas de problemas en la red de alcantarillado municipal.
Esta circunstancia viene motivada, entre otras causas, por la orografía del municipio, repleto de escorrentías por la proximidad de las montañas circundantes, que obligó a la realización de rellenos para conformar una trama urbana razonable; por un mantenimiento cuestionable, en muchos casos producido por la falta de medios; por la ausencia de desarrollo de planes urbanísticos que aporten nuevas instalaciones; y por último y como consecuencia fundamental porque una parte del tejido de alcantarillado, sobre todo en el centro urbano, se ejecutó con el desarrollo urbanístico hace algo más de 50 años, lo que sitúa a estas infraestructuras próximas al final de su vida útil, si no ya agotadas.
Por otro lado, al actual equipo de gobierno se le ha ocurrido una innovadora forma de desbloquear los reiterados superávits que acumula el municipio, a través de la licitación de un préstamo multimillonario que puede poner a su alcance una importante suma económica para solventar alguno de los problemas perennes en nuestro municipio.
En este punto no está de más traer a colación que los gobernantes suelen destinar los recursos económicos, en la mayoría de los casos, a cuestiones que puedan ser fácilmente perceptibles por los votantes, a fin de que su labor sea apreciada y valorada en la próxima cita electoral, dejando de lado asuntos que, aunque tienen una importancia capital en la calidad de vida de los ciudadanos, no producen un claro e inminente rédito electoral.
El motivo de este escrito no es otro que poner de manifiesto a la población que nos encontramos próximos a un doble momento: la mayor liquidez disponible de nuestra historia (el préstamo) y el agotamiento de los materiales que conforman una parte de una instalación esencial (el alcantarillado). Sería deseable utilizar lo uno para paliar lo otro.
Por todo lo anterior, Per El Campello hace un llamamiento público para que, desde este Ayuntamiento, se redacte y ejecute un plan de renovación del alcantarillado municipal, analizando su actual situación y fijando las actuaciones necesarias para su progresiva sustitución en atención a las condiciones efectivas de la infraestructura. Todo ello de forma prevista y no únicamente con un fin remendador, sino con vocación de realizar un mantenimiento efectivo.
En fin, las señales están ahí, los medios pueden estar a su disposición, esperemos que actúen como deberían y no como siempre, a fin de evitar el agravamiento de la situación, o que deba abordarse de urgencia en momentos de indisponibilidad económica.
Aunque, muy a pesar de los campelleros/as, la experiencia previa demuestra una escasa capacidad de gestión de la totalidad de los recursos municipales por parte del actual equipo de gobierno porque no debemos olvidar de dónde proceden los superávits que habilitan este préstamo.