Diferentes investigaciones descubren que la percepción del tiempo varía espontáneamente en el cerebro dependiendo de las experiencias y sugieren que en algún momento podríamos intervenir para ampliar la impresión de que el tiempo pasa más despacio.
En un mundo donde el tiempo parece que pasa cada vez más deprisa, una investigación liderada por el profesor Martin Wiener, de la Universidad George Mason, ofrece una perspectiva intrigante sobre cómo podemos alterar nuestra percepción temporal.
Según su estudio, del que ya hablamos en otro anterior artículo, el recuerdo de imágenes que son memorables para nosotros juega un papel crucial en cómo experimentamos el paso del tiempo, sugiriendo que, al enfocarnos en lo memorable, podríamos «estirar» nuestra experiencia de la vida.
El estudio de Wiener, publicado el pasado abril en la revista Nature Human Behaviour, revela que cuanto más impactante y memorable es una imagen, más tiempo parece haber estado presente ante nuestros ojos.
Disfrutar más de los buenos momentos
A través de una serie de experimentos, este estudio demostró que tendemos a pensar que las imágenes más memorables han estado en nuestra pantalla mental durante un período más prolongado que lo que duró la experiencia visual.
Este fenómeno, totalmente subjetivo, no solo se limitó a la percepción inmediata: los participantes en los experimentos también mostraron una mayor capacidad para recordar estas imágenes 24 horas después de haberlas visto.
Wiener explica que se trata solo de segundos, pero que el efecto en nuestra percepción es notable. Añade que buscar información interesante, cosas nuevas, diferentes, emocionantes y estimulantes, no solo dilata nuestro sentido del tiempo, sino que también mejora nuestra memoria de esas situaciones.
También la visión artificial
Wiener explica que este fenómeno de dilatación temporal podría ser un mecanismo del cerebro para mejorar la codificación de la memoria. «Para algunos estímulos, cuanto más memorables son las imágenes, el cerebro piensa que esto es muy importante. Necesito procesarlo lo más rápido posible y recopilar tanta información como pueda, y para hacerlo, voy a dilatar un poco el tiempo», afirma Wiener.
Esta idea sugiere que nuestro cerebro está diseñado para priorizar la información que considera valiosa, lo que a su vez afecta nuestra percepción del tiempo.
Un aspecto fascinante del estudio fue la inclusión de un modelo de inteligencia artificial del sistema visual que replicó los resultados humanos.
Este modelo (una red neuronal convolucional recurrente) también informó que veía las imágenes más memorables durante un período de tiempo más largo y que esta respuesta era más rápida y consistente.
Esto significa que el fenómeno de la dilatación temporal podría estar arraigado en los mecanismos fundamentales de procesamiento visual, tanto en humanos como en máquinas que replican la visión humana.
Un laboratorio de ideas
El profesor Wiener dirige el Laboratorio de Representación Espacial, Temporal y de Acción (STAR) en George Mason, donde investiga cómo los sentidos construyen nuestra percepción del tiempo.
Sus investigaciones abarcan desde intervalos de tiempo muy cortos, que van desde milisegundos hasta aproximadamente un minuto, hasta la relación entre el movimiento y el tiempo.
Estas exploraciones tienen aplicaciones potenciales en campos tan diversos como la danza, la música y la educación.
¿Se puede cambiar la percepción del tiempo?
Pero hay otra posibilidad en el ambiente; ¿podremos el en futuro ralentizar el tiempo a voluntad, con el debido entrenamiento? Werner piensa que es algo posible, pero que por lo general no es algo bueno. Cuando esto ocurre naturalmente, suele ser en casos de gran excitación, situaciones muy aterradoras o intensas.
Pero tal vez podríamos cambiar eso: una investigación de la Universidad de California en Berkeley publicada en 2020 estableció que la naturaleza subjetiva de nuestras experiencias del paso del tiempo está condicionada por las respuestas de un grupo específico de neuronas especializadas.
Esas neuronas están localizadas en el así llamado Giro Supramarginal del cerebro, una porción del lóbulo parietal. Tal vez podríamos incidir sobre esas neuronas y alterar deliberadamente nuestra percepción del tiempo cuando vivimos una experiencia satisfactoria o fascinante.
De hecho, los autores de este trabajo consideran que no debemos fiarnos siempre de nuestro sentido del tiempo, particularmente si estamos expuestos a estímulos constantes que pueden fatigar neuronas sensibles al paso del tiempo.
Y oscilaciones alpha
Otra investigación más reciente, publicada este mismo año, añade otro elemento a tener en cuenta sobre si pudiéramos en algún momento alterar deliberadamente nuestra percepción del tiempo, bien con fines terapéuticos o de investigación.
Según este trabajo, publicado en Scientific Reports, las oscilaciones alfa dominantes en el cerebro humano pueden influir en la percepción del tiempo, modulando su frecuencia y potencia, y que esas correlaciones se pueden influir con estimulaciones deliberadas.
¿Cuánto tiempo tardaremos en abrir la caja de pandora de la dilatación voluntaria del tiempo? Dada la importancia comprobada de las emociones en la percepción del tiempo, así como que la exposición a entornos naturales puede alargar la percepción subjetiva del tiempo, puede que no estemos tan lejos de avanzar en esa dirección.
Referencia
Memorability shapes perceived time (and vice versa). Alex C. Ma, Ayana et al. Nature Human Behaviour volume 8, pages1296–1308 (2024). DOI:https://doi.org/10.1038/s41562-024-01863-2