Inicialmente clasificada como un “USO” (objeto sísmico no identificado), los científicos detectaron una señal inusual en las estaciones de monitoreo empleadas para identificar la actividad sísmica durante septiembre de 2023: no se parecía a ninguna señal de ese tipo detectada previamente. Luego de distintas investigaciones, los especialistas revelaron que la misteriosa señal se había originado en un deslizamiento de tierra masivo en el remoto fiordo Dickson de Groenlandia. Un volumen asombroso de roca y hielo, suficiente para llenar 10.000 piscinas olímpicas, se sumergió en el fiordo, desencadenando un mega tsunami de 200 metros de altura que generó señales sísmicas a nivel global.
Una colaboración internacional de 66 científicos de 40 instituciones en 15 países, entre ellas el University College de Londres, en el Reino Unido, el Instituto de Tecnología de Karlsruhe (KIT), en Alemania, o el Servicio Geológico de Dinamarca y Groenlandia, logró finalmente resolver en un nuevo estudio, publicado recientemente en la revista Science, el origen y las características de una extraña señal sísmica identificada en septiembre de 2023, que atravesó el planeta a lo largo de 9 días.
La ola más alta desde 1980
Luego de reunir múltiples datos sísmicos, imágenes satelitales, información de monitores del nivel del agua en la zona y simulaciones detalladas de cómo evolucionó el evento, lograron determinar que la señal sísmica inusual, clasificada en principio como un “USO” (objeto sísmico no identificado) porque no se parecía a nada detectado previamente, se había originado en un deslizamiento de rocas masivo en el fiordo de Dickson, en Groenlandia, que produjo un mega tsunami con olas de 200 metros de altura.
En un artículo publicado en The Conversation por los propios autores principales de la investigación, se explica que las olas iniciales producidas por el gigantesco tsunami duplicaron la altura de la torre que alberga el Big Ben en Londres, siendo el fenómeno en su tipo más importante después de los terremotos submarinos masivos en Indonesia en 2004, o el tsunami que golpeó la planta nuclear de Fukushima en Japón en 2011. Según los expertos, habría sido la ola más alta en cualquier parte de la Tierra desde 1980.
A partir de las investigaciones realizadas, los científicos concluyeron que la fuente de las vibraciones que produjeron el fenómeno se originaron en el constante vaivén del agua de un lado a otro en el estrecho fiordo: al mismo tiempo, el deslizamiento de rocas se relacionó con el adelgazamiento de un glaciar, un fenómeno ligado al cambio climático potenciado por la actividad humana.
Podría repetirse en cualquier momento
Según una nota de prensa, el masivo deslizamiento de rocas en el fiordo se inició por el colapso de un pico de montaña y la reducción de un glaciar, generando la caída de 25 millones de metros cúbicos de agua, una cantidad suficiente para llenar 10.000 piscinas olímpicas. Todo este contenido fue expulsado del fiordo como un enorme tsunami: las olas generadas por el evento, que duró solo unos minutos, se deslizaron de un lado a otro en el estrecho fiordo durante días.
Vale destacar que los científicos creen que el evento de septiembre de 2023 se puede repetir en cualquier momento, ya que el cambio climático predispone cada vez más a las regiones polares a grandes deslizamientos de tierra. Los hallazgos resaltan cómo el cambio climático está causando retroalimentaciones peligrosas en cascada entre la criosfera, la hidrosfera y la litosfera, concluyeron los especialistas.
Referencia
A rockslide-generated tsunami in a Greenland fjord rang Earth for 9 days. Kristian Svennevig et al. Science (2024). DOI:https://doi.org/10.1126/science.adm9247