Dos importantes organizaciones educativas israelíes, junto con el Banco Hapoalim, han lanzado un proyecto destinado a construir centros de excelencia educativa en el Néguev occidental, región gravemente afectada por el ataque terrorista masivo de Hamás el 7 de octubre y la guerra posterior en Gaza.
Nuevos centros preescolares ayudarán a niños a enfrentar el trauma en Israel
Este proyecto busca ayudar a los niños y sus familias a superar el trauma causado por estos eventos. El enfoque principal se centrará en proporcionar apoyo emocional y psicológico en preescolares para niños de 3 a 6 años, educadores y padres.
El programa, que durará tres años, ofrece una ayuda prolongada basada en un modelo único creado para atender las necesidades específicas de la región, especialmente en los entornos pedagógicos y emocionales. Esto incluye programas de apoyo psicológico directo. Un estudio reciente ha estimado que, tras los sucesos del 7 de octubre, un cinco por ciento de la población israelí podría desarrollar trastorno por estrés postraumático, cifra que asciende a más del 30% en las áreas más afectadas.
El proyecto fue desarrollado por las organizaciones SASA Setton y Alumot Or, junto con el Fondo Poalim Litkuma del Banco Hapoalim, y comenzó con el inicio del año escolar en Israel. Inicialmente, se está implementando en 25 preescolares, de los cuales tres están destinados a educación especial. El plan contempla la ampliación a diez instituciones más.
Un modelo educativo innovador para la primera infancia en zonas afectadas
Sonia Gomes de Mesquita, jefa del proyecto, destacó que esta iniciativa va más allá de la reconstrucción de las escuelas dañadas, señalando que busca crear centros de excelencia educativa en el Néguev occidental. Su modelo pedagógico innovador ha sido desarrollado específicamente para abordar las necesidades educativas y emocionales de los niños de la región.
Además de su rol como directora del proyecto, Gomes de Mesquita es también directora ejecutiva del Centro de Impacto Judío y exjefa de la Unidad Educativa del Néguev del Comando Sur de las FDI. El proyecto ha sido diseñado en colaboración con el Departamento de Psiquiatría Infantil y Adolescente del Centro Médico Barzilai en Ashkelon y el Centro Anna Freud, una organización con sede en Londres especializada en la salud mental infantil.
El proyecto se centra en crear ambientes educativos que fomenten el aprendizaje, la creatividad y el crecimiento personal, al tiempo que proporcionan apoyo continuo al personal educativo. Se ha puesto especial atención en fortalecer los lazos entre los centros preescolares y las comunidades locales, con el objetivo de fomentar el regreso de residentes desplazados.
Donantes internacionales apoyan la recuperación y la resiliencia comunitaria
Este esfuerzo educativo no solo busca ofrecer educación de calidad, sino también fortalecer la resiliencia de las comunidades del Néguev occidental, apoyando su recuperación y desarrollo a largo plazo. Gomes de Mesquita afirmó que este proyecto representa un paso crucial para la recuperación de la región tras los eventos del 7 de octubre.
El financiamiento ha sido cubierto por donantes locales e internacionales, incluidos el Fondo Poalim Litkuma y diversas organizaciones y familias, como las familias Segal y Rothman de Estados Unidos, el Congreso Ruso-Judío y la Federación de San Francisco. Todos han contribuido a costear el multimillonario proyecto.
Reuven Krupik, presidente del Consejo de Administración del Banco Hapoalim, destacó la importancia de este proyecto, que ofrece apoyo esencial a los niños pequeños que han sufrido traumas emocionales y psicológicos. Señaló la relevancia del rol de los educadores en ayudar a estos niños a desarrollar resiliencia mental.
La reconstrucción emocional y educativa en las zonas más afectadas por la guerra
Krupik añadió que los niños de 3 a 6 años y sus padres son especialmente vulnerables a los efectos del trauma, y subrayó el papel crítico de los equipos educativos en la formación de la próxima generación. El proyecto tiene como objetivo no solo renovar las infraestructuras educativas, sino también sentar las bases para una recuperación comunitaria más amplia en la región.
Finalmente, Krupik expresó su deseo de que el próximo año escolar esté lleno de significado para los niños y los educadores de Israel. Este proyecto se convierte en una pieza clave dentro del esfuerzo general para sanar las profundas heridas sociales y emocionales causadas por los eventos del pasado año.