Los gatos asilvestrados ocasionan graves problemas en numerosas especies de fauna autóctona en las islas, lo que los convierte en una amenaza ecológica de primera magnitud. Ahora, entidades ecologistas de Baleares y Canarias han reclamado prohibir colonias de gatos en espacios protegidos de ambos archipiélagos al considerar que los felinos son grandes depredadores de la fauna autóctona.

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