El juicio contra Matteo Salvini —por haber bloqueado en 2019 un barco de la ONG Open Arms— ha provocado en los últimos días escenas que no se veían desde hace más de una década en Italia: el ataque directo, sin fisuras y público del Gobierno italiano a los jueces. Después de que el pasado sábado la Fiscalía de Palermo solicitara seis años de prisión para el líder de la Liga (acusado de abuso de poder y secuestro de persona), el cierre de filas del Ejecutivo de Giorgia Meloni ha sido prácticamente unánime y absoluto, con todos los partidos gubernamentales que han salido en defensa del ultraderechista.

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