Carlos, obligado a arrastrarse por las escaleras en una estación de tren

Lo que parecía un viaje en familia tranquilo, se convirtió en una auténtica carrera de obstáculos. Carlos Correa se fue de vacaciones con sus hijos a Barcelona, pero en la estación de tren se encontró con un problema: no estaba adaptada para personas con movilidad reducida.

A sus 21 años, Carlos sufrió un accidente en lancha que le dejó paralítico y hoy vive en silla de ruedas. Pese a que desde 2017 todas las administraciones y lugares públicos tienen la obligación de estar adaptados, la estación de Barcelona no cumplía los requisitos. «Suele suceder», ha señalado el hombre, entristecido.

Cuando llegaron, dejaron pasar varios trenes esperando que alguno estuviera adaptado, pero al ver que no pasaba ninguno, sus hijos tuvieron que subir la silla a pulso. Una vez llegaron a su destino, los ascensores estaban estropeados y Carlos decidió tirarse al suelo, ante la mirada de los agentes de seguridad que, según cuenta, no le ayudaron.

En Y ahora Sonsoles hemos visto otros casos de injusticias como estas, en las que personas con movilidad reducida denuncian una falta de medidas.

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