Sophie Lionnet, una joven niñera francesa de 21 años, fue brutalmente torturada y asesinada por la pareja que la empleaba, Sabrina Kouider y su compañero Sam Medouni, en Londres. Kouider, obsesionada con su exnovio, Mark Walton, miembro fundador de la banda Boyzone, creyó erróneamente que Sophie estaba conspirando con él y sometió a la joven a semanas de interrogatorios violentos, que incluyeron torturas como el waterboarding.
El waterboarding es una técnica de tortura en la que la víctima es colocada de espaldas, con un paño sobre la cara, y se le vierte agua, simulando la sensación de ahogamiento. Esta tortura, descrita durante el juicio, fue parte del brutal maltrato que culminó con el asesinato de la joven niñera.
La pareja intentó encubrir el crimen quemando el cuerpo de Sophie en una hoguera en su jardín, incluso cocinando pollo cerca para disfrazar el olor. Sin embargo, un vecino alertó a los bomberos, quienes descubrieron restos humanos entre las cenizas.
Vídeos con horas de interrogatorios
Durante el juicio, se reveló que Kouider y Medouni grabaron horas de interrogatorios en los que acosaban y amenazaban a Sophie para que confesara una conspiración inexistente con Walton. En las grabaciones, Kouider puede escucharse gritando: «Te arruinaré la vida como tú arruinaste la mía«.
La pareja asesina grabó los últimos momentos de Sophie Lionnet en vídeo como parte de su enfermizo intento de forzar una confesión falsa. Creían que las grabaciones servirían como prueba de su supuesto espionaje. La intención de los videos era quebrantar psicológicamente a Sophie, sometiéndola a interrogatorios y torturas, con el objetivo de obtener una confesión que justificara sus paranoias infundadas. Estas grabaciones fueron luego fundamentales para condenar a la pareja por asesinato.
Cadena perpetua
La investigación mostró que Sophie había sido sometida a maltrato físico y psicológico, presentando múltiples fracturas antes de morir.
Kouider, una mujer con problemas emocionales y una creciente paranoia, privó a Sophie de comida, la aisló y dejó de pagarle, lo que contribuyó a su deterioro físico.
La pareja fue declarada culpable de asesinato en 2018 y sentenciada a cadena perpetua.
El juez calificó el crimen como un acto de «crueldad y venganza» prolongado, mientras que la madre de Sophie, Catherine Devallonne, expresó su dolor diciendo que la pareja había destruido a su familia y la vida de su hija.