En una reciente operación como parte del ejercicio militar Okean-2024, aviones de combate rusos MiG-31BM llevaron a cabo una misión de interceptación, enfrentando un objetivo simulado sobre aguas neutrales del Mar de Japón. La información proviene del Ministerio de Defensa ruso, que detalló la exitosa interceptación de un objetivo que representaba una amenaza aérea.

“Un par de interceptores MiG-31BM, encargados de proteger un grupo naval de la Flota del Pacífico en aguas neutrales del Mar de Japón, lograron interceptar un objetivo simulado con éxito”, señala el informe. El avión que actuó como agresor fue un Il-38 antisubmarino, que simuló un ataque contra la flota. Los MiG-31BM, lanzados desde una base cercana, lograron identificar y neutralizar el objetivo usando misiles aire-aire de largo alcance.

Simultáneamente, aviones Su-35C tuvieron un papel clave en la protección de los barcos que operaban en la misma zona. Estos cazas también se enfrentaron a un objetivo simulado, actuando contra una violación aérea ficticia. Tras eliminar la amenaza, las tripulaciones del Su-35C realizaron maniobras de combate aéreo con cazas enemigos que defendían a los bombarderos.

Su-35S

El ejercicio Okean-2024 es uno de los más grandes de las fuerzas armadas rusas en los últimos años. Involucra más de 400 buques de guerra y submarinos, así como más de 120 aeronaves y unos 90.000 efectivos. La operación se extiende por varias regiones, incluyendo los océanos Pacífico y Ártico, y los mares Mediterráneo, Báltico y Caspio. Además, cuenta con la participación de China, lo que subraya el fortalecimiento de la cooperación militar entre ambos países.

Este ejercicio, que finalizará a mediados de septiembre de 2024, se percibe como una respuesta a las crecientes tensiones geopolíticas. Su principal propósito es evaluar la capacidad de las estructuras de mando de la marina rusa para organizar y ejecutar operaciones complejas de manera conjunta. En estas maniobras se están probando sofisticados sistemas de armas como los misiles Kalibr y Oniks, junto con sistemas defensivos costeros como los misiles Bastion en la península de Kola.

Okean-2024 recrea escenarios de combate real, implicando la colaboración de diversas ramas militares y el uso de tecnologías avanzadas, incluidos drones. A nivel táctico, las operaciones se centran en la integración de la guerra antisubmarina, la defensa aérea y el lanzamiento de misiles, aprovechando la experiencia obtenida por Rusia en conflictos recientes.

MiG-31 Foxhound: El interceptor ruso que vuela a Mach 3,2MiG-31 Foxhound: El interceptor ruso que vuela a Mach 3,2
MiG-31 Foxhound:

Un aspecto destacado del ejercicio es el uso de pequeños buques lanzamisiles en vías navegables interiores, lo que otorga mayor movilidad y alcance estratégico, especialmente en zonas como la península escandinava. Estas maniobras también están dirigidas a contrarrestar amenazas percibidas por la OTAN, en medio de la creciente tensión en regiones como el Ártico y el Asia-Pacífico.

En cuanto al papel de los aviones, si bien el Su-35C ha sido fundamental en la cobertura de los buques, el MiG-31BM ha sobresalido por su importancia táctica. Este interceptor es esencial en la defensa aérea a largo alcance, especialmente en zonas amplias y remotas como el Ártico. El MiG-31BM, uno de los aviones más rápidos del mundo, puede alcanzar velocidades de hasta Mach 2,83 y operar a grandes altitudes, lo que le permite cubrir grandes distancias en poco tiempo.

Su-35S

Equipado con sistemas avanzados como el radar Zaslon-M, el MiG-31BM tiene la capacidad de detectar y atacar múltiples objetivos, incluidos misiles de crucero y aviones enemigos, antes de que se conviertan en una amenaza para los activos navales. Esta capacidad es crucial para proteger las operaciones multidominio y garantizar la seguridad de las unidades navales y costeras.

Además, su capacidad de llevar misiles aire-aire de largo alcance, como los R-33 y R-37, le permite interceptar objetivos a gran distancia, reforzando la estrategia defensiva de Rusia. Este avión juega un papel clave en la protección de áreas estratégicas, especialmente en la defensa de los bastiones de la Flota del Norte, donde los submarinos nucleares y otros activos navales son particularmente vulnerables a ataques aéreos.

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