Los alcaldes italianos empujan desde fuera y el Gobierno de Giorgia Meloni queda al descubierto. El Ejecutivo de la primera ministra no logra avanzar sin discusiones entre sus socios. Ejemplo ha sido el planteamiento veraniego de Forza Italia de dar la nacionalidad a niños extranjeros que hayan completado un ciclo de estudios en Italia. Un discurso que ha enfadado a la Liga de Matteo Salvini (el otro socio sénior), pero que esta semana ha servido para que la alcaldesa progresista de Florencia, Sara Funaro, propusiera conceder la ciudadanía honorífica a estos menores a falta de una ley nacional que permita otorgar este derecho.

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